¿Bolívar, santo?

La celebración de la XX Cumbre Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), que se desarrolló en La Habana-Cuba, a 191 años de la partida física del Libertador, demuestra con hechos que Bolívar aún configura un símbolo que expresa el acumulado social, histórico y subjetivo para las naciones que pugnan por su liberación.

Los acuerdos alcanzados en esta cumbre son la mejor muestra de la vigencia de la praxis bolivariana, resalta el tercer punto de la declaración final: “Ratificamos nuestro compromiso con la integración genuinamente latinoamericana y caribeña, que nos permita enfrentar unidos las pretensiones de dominación y hegemonía imperialista y las amenazas crecientes a la paz y la estabilidad regionales” (1).

Latinoamérica como territorio en disputa con los poderes hegemónicos mundiales, dirime múltiples batallas simultáneas, donde el plano simbólico tiene un lugar preponderante por librarse en la conciencia de los pueblos. Bolívar personifica al héroe cultural, que encarna las máximas cualidades a las que cualquier miembro de la comunidad puede aspirar. La trascendencia de su pensamiento y acción ha logrado proyectar su figura como idea-movilizadora, que se constituye en el epicentro de las contradicciones Norte-Sur.

Esta batalla en el plano simbólico tiene años pugnando entre los discursos historiográficos de las élites y los imaginarios colectivos. Por ejemplo, Yolanda Salas señala en sus tesis que el imaginario popular ha construido una figura histórica de Bolívar, donde el culto al héroe adquiere un espíritu mesiánico: “Un Bolívar santo, mitificado, reivindicador de las clases que se sienten fuera de las esferas del poder, emergió de las verbalizaciones colectivas populares, así como el espíritu mesiánico del culto. Bolívar héroe cultural, fundador y civilizador de naciones, convertido en Padre de la Patria, encarna dentro de esa tendencia al profeta que se retiró del reino de este mundo y dejó tras de sí un mensaje que el sentir popular ha transformado en esperanza. De esta forma, Bolívar confirma su asistencia espiritual desde el más allá y queda abierta la posibilidad de un retorno” (2).

Estas formas de interpretar la construcción en el imaginario popular venezolano de la figura de Bolívar intenta deslegitimar la construcción colectiva del héroe-mito y tratarla como una disociación de la realidad. Sin embargo, el imaginario popular, eleva a Bolívar, sin prejuicio alguno al rango de Santo, al que incluso en los momentos más difíciles, se le prende una vela. No debemos, mirar de reojo esta fusión de lo espiritual con lo histórico, pues para nuestros antepasados indígenas, todo estaba fundido en la espiritualidad.

La visión occidentalizada y colonial que persiste en nuestros prejuicio no nos permite entender desde el conocimiento académico, y sus pretensiones de objetividad, que la intuición es una forma de producir conocimiento, con la misma validez que las construcciones teóricas basadas en los principios del limitado método científico. Reivindicar la construcción popular de la figura de Bolívar y la posibilidad que nos dan los imaginarios colectivos de convivir en el presente-pasado, nos fortalece desde nuestra espiritualidad, elevando la moral de una nación que ha podido resistir a las más feroces embestidas del imperio más cruel conocido por la historia.

Aquello que los académicos llaman liderazgos mesiánicos, podemos interpretarlo como la conjunción de intereses que construyen fuertes liderazgos populares. Lo que interpretan como una espera absurda e inexplicable de un mesías que vendrá a salvarnos, el pueblo lo vivencia como la construcción de las condiciones objetivas y subjetivas para que se desencadene el espiral de acontecimientos transformadores, que producen líderes y lideresas que se hacen indestructibles frente a la muerte, y que dotan a las naciones, no solo de razones históricas que le dan sentido colectivo, sino también de una fuerza espiritual incomprensible para sus enemigos, que les permiten mantener la esperanza más allá de lo meramente racional.

Fuentes Consultadas:

 

Por: Anabel Díaz Aché

Fuente: Ciudad CCS. 

Julius Fucik. Reportaje al pie de la horca

A finales del verano de 1945, es publicado Reportaje al pie de la horca, de Julius Fucik el mismo fue sacado hoja por hoja de la cárcel en la que se encontraba recluido su autor, teniendo gran resonancia mundial y adquiriendo el carácter de referente inquebrantable de lucha, y un ejemplo para las futuras generaciones. Reportaje al pie de la horca por su importancia a sido publicado en mas de ochenta idiomas. Y por su valor histórico acá el fondodelsur les presenta su edición. Esperando que sirva de herramienta para la formación ideológica de todos los revolucionarios.

Operación Masacre: Rodolfo Walsh y su motivación para investigar

Por Germán Sznek

Operación Masacre es un texto, una novela, que trata sobre los fusilamientos llevados a cabo durante el período de la llamada “Revolución Libertadora” a mediados de la década del 50 en nuestro país, durante el gobierno de Pedro Aramburu e Isaac Rojas, intervención de la CGT mediante y bajo un clima de tolerancia cero hacia los sectores sindicales y a las voces disidentes. Los hechos pasaron a los libros de historia como la masacre de José León Suárez.

Corre el año 1956 y, en un principio, Rodolfo Walsh obtiene información acerca de los fusilamientos de manera casual en un café de la ciudad de La Plata, donde anteriormente se encuentra cerca de un tiroteo a causa de un asalto al departamento de policía. Walsh ve de cerca tiroteos, disparos, sangre, violencia. Todos sucesos que transcurren cercanos a su vivienda, por la zona de la actual Plaza San Martín de dicha ciudad. Pero hay un hecho particular que lo motiva para realizar la investigación de Operación Masacre, devenida también en crónica policial: en los fusilamientos de junio del 56 hay un sobreviviente. Un hombre le confirma a Walsh que “hay un fusilado que vive”. Su nombre es Juan Carlos Livraga.

El periodista se mete de lleno en el tema. Hasta modifica su identidad y se muda para “garantizar” su propia seguridad. Bajo un estado de paranoia incesante, incluye un revólver que lleva a todas partes. Se vuelve obsesivo, las imágenes de los sucesos se le aparecen permanentemente, sobre la del sobreviviente corriendo, bañado en sangre y moribundo. Emprende un viaje a José León Suárez, lugar donde fue realizado el fusilamiento. Lo acompaña una periodista que consigue varios testimonios importantes que aportan a la investigación en curso. Crece el afán del Walsh por esclarecer y difundir las denuncias de los sobrevivientes de la Masacre de José León Suárez.

Rodolfo Walsh escucha de cerca el relato del juez que estaba indagando a Livraga, logrando entrar en el despacho por hacerse pasar por el primo del sobreviviente.

El periodista se ve claramente conmovido por los hechos de violencia que sucedían en su ámbito y es un punto de partida para iniciar la investigación. De hecho el relato cuenta como vio un hombre asesinado prácticamente en la puerta de su casa. Vivía frente a un destacamento policial, por lo que todo el tiempo había soldados armas deambulando por los techos. Pero un punto importante que logra su motivación es también su preferencia por los textos policiales y fantásticos.

La hipótesis que maneja Walsh tiene que ver con que si el seguía investigando mientras vivía allí mismo, lo iban a intentar masacrar. Es por ello que decide cambiar la identidad y mudarse. Así como los fusilamientos fueron clandestinos, la exploración de los hechos y evidencias también tenía que desarrollarse en forma oculta. Después de la  entrevista al otro sobreviviente del fusilamiento, Miguel Angel Giunta, estaba “dando por terminado” el caso en el sentido de que, decía Walsh, no había más para contar, había ocurrido un fusilamiento con dos sobrevivientes y el resto muertos. Pero Giunta confirma que hay un tercer sobreviviente. Esto motiva a Walsh y su acompañante a seguir indagando e investigando, en busca de ese tercer sobreviviente. Lo que no va a saber Walsh, hasta descubrirlo por deducciones, es que finalmente hay más personas que subsistieron a la masacre. 

Los desaparecidos y la literatura

Piel erizada y ojos empañados. Dolor. Ausencias. Justicia que no llega.

SON PRESENTE. SON MEMORIA. ¿DÓNDE ESTÁN?

El 20 de mayo de 1976 aparecieron en Buenos Aires los cuerpos de Zelmar Michelini y Héctor Gutierrez Ruiz, legisladores exiliados en Argentina, junto a los militantes tupamaros William Whitelaw y Rosario Bartedo. Torturados y asesinados. En 1996 Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos convocaron a la primera Marcha del Silencio, una procesión por la principal avenida uruguaya en absoluto silencio, un silencio que grita y estremece, para reclamar por los uruguayos detenidos desaparecidos en la dictadura cívico-militar.

Este 20 de mayo las condiciones son otras, es un mayo excepcional porque la pandemia limita la cercanía física, por lo que Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos decidió no realizar la marcha en la calle como siempre se hace. Sin embargo, mayo es un mes de memoria y la marcha ahora es por redes sociales y la privacidad de cada hogar. Carteles, pintadas, balconeras y margaritas por todos lados, tweets, publicaciones en Facebook o Instagram. La creatividad se ha puesto en marcha y, si quieren, ha extendido la consigna por todos lados.

No quise quedarme atrás, por eso hoy quiero hablar de desaparecidos y literatura. Para empezar, y aunque parezca tonto, ¿qué es un desaparecido? La desaparición forzada de personas, ha sido definida por la ONU como: [El] arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley.

El siglo XX, si quieren, es un siglo de desaparecidos, pero el término comenzó a usarse en Latinoamérica para hablar de las violaciones de los Derechos Humanos en Guatemala en 1966, pero conforme la práctica comenzó a adaptarse a otros países del continente, el término empezó a hacerse eco. La difusión de estas prácticas, que van desde la tortura y la deshumanización hasta la desaparición física, fue moneda corriente en las dictaduras latinoamericanas de la década del 70 y estuvo alentada por la instrucción militar brindada por el ejército de Estados Unidos a militares latinoamericanos en la Escuela de las Américas, Panamá. En una lógica de Guerra Fría, en donde el comunismo avanzaba y el capitalismo estadounidense era quien debía frenarlo, se habilitaron múltiples métodos, que violaban reiterada y sistemáticamente los Derechos Humanos, que buscaban detener el avance de la insurgencia y ponerle fin a las células comunistas del continente que habían tomado impulso luego del triunfo de la Revolución cubana.

Cargado de un peso simbólico atroz, el desaparecido vive en el terrible límite entre la vida y la muerte. El desaparecido no está, el desaparecido no es pero tampoco es vivo o muerto, no es ausente ni presente. El desaparecido es una figura inasible, un espacio vacío. El desaparecido camina en la incertidumbre mientras el silencio, el que oculta, barre abajo de la alfombra y dice no saber de qué se habla, hiere a madres y familiares que hace cuarenta años dan la lucha para saber dónde están sus hijos y sus familiares. Hay madres que se han ido sin saber qué fue de sus propios hijos porque hay un sistema militar que oculta y niega participación. Pero como representación de lo no dicho, el desaparecido reaparece en lo personal, en lo familiar y en lo social porque hay espacios de memoria que todavía luchan por saber dónde están, por conocer la verdad, por correr el velo que oculta la información. 

En su libro El detenido-desaparecido. Narrativas posibles para una catástrofe de la
identidad Gabriel Gatti, hijo, hermano y tío de desaparecidos, aborda lo que él llama “narrativas del sentido”. Estas narrativas gestionan la catástrofe intentando reponer lo que esta deshace: apuestan por re-unir cuerpos y nombres; por re-hacer la alianza de un sujeto con las cadenas de filiación que le hacen tal; por re-componer individuos devolviendo sentido a la conexión de esas personas como miembros de un Estado. Estas narrativas serían, de acuerdo a Gatti, propias de períodos de transición y están dominadas por un mandato: el de la memoria.

La integran dos grupos: por un lado, la serie de técnicos que buscan reconstruir el escenario sustraído de la dictadura: los arqueólogos que reconstruyen las ruinas de los centros de detención, los historiadores, los antropólogos forenses. Por otro lado, los organismos de derechos humanos que gravitan alrededor de Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina y Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos en Uruguay. . Cualquiera de los dos organismos basan su programa en una definición conservadora de la identidad: asociándola al origen y la genética, ésta se vuelve sólida, fija, y unívoca.
Este trabajo minucioso de recomposición es, sin dudas, políticamente necesaria.

Las dictaduras latinoamericanas del cono sur fueron una herida difícil de procesar y todavía lo siguen siendo porque quedan preguntas por responder y justicia por hacer. Pero mientras las respuestas y la justicia no lleguen, hay memoria y la literatura no es ajena. Dentro de lo que Gabriel Gatti llama narrativa del sentido, hay ríos de tinta escritos por historiadores e intelectuales uruguayos y desde Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos también los hay: A todos ellos. Informe de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos del 2004, Muertes en prisión de octubre de 1984 y Desaparecidos, a la escucha del silencio para sellar la paz.

Sin ánimo de contradecir a Gabriel Gatti, creo que hay otras narrativas que, de puro atrevimiento, llamaría de resistencia o incluso de protesta. Este tipo de narrativas comenzaron en el momento mismo del establecimiento de un gobierno de facto y significó para muchos el exilio o, en otros casos, la desaparición o la muerte. Hablo de escritores como Benedetti, que estuvo exiliado en Argentina, Cuba y España, que escribe ese poema Desaparecidos que te parte al medio, pero también en Ángel Rama, Eduardo Galeano o Cristina Peri Rossi pero también en Mauricio Rosencof, Carlos Liscano que estuvieron presos o incluso en Íbero Gutierrez al que asesinaron. Acá habría que abrir la discusión sobre qué es literatura, creo que la puedo arreglar comentándoles que hubo otros artistas que le pusieron el cuerpo a la situación y son todos los cantantes populares como Zitarrosa, los Olimareños, Larbanois&Carrero y los letristas de carnaval que se atrevieron a decir sin decir.

Del otro lado de las antípodas de lo ficcional aparece la literatura testimonial que son atravesadas por las subjetividades personales del testimonio y la vivencia de una realidad particular. Más allá de la calidad literaria, este tipo de literatura persigue otros objetivos como puede ser la ética, la búsqueda de la verdad histórica y a la identidad personal, la comprensión de una historia familiar. No es precisamente sobre desaparecidos, pero en esta lógica testimonial hay dos libros que recomiendo mucho que son Las palabras guardadas del Taller Ex.presar y Memoria para armar dos. ¿Quién se portó mal? del Taller “Género y memoria ex–Presas Políticas” (2001-2003) y el “Taller Vivencias de ex-presas políticas” (2004). 

En cualquier caso, siempre se trata de una literatura que se sostiene en el fuerte compromiso ideológico y humanitario, no solo de parte de los escritores sino también de editores que deciden publicar y de organismos que fomentan las publicaciones. La literatura siempre ha sido política, pero en estos temas más que nunca tiene que ignorar la asepsia que pretenden algunos porque el reclamo, la denuncia ante la violación de Derechos Humanos, el pedido de justicia y la memoria histórica no pueden ser tibios, acá no hay lugar para ellos.

¿Cuál es el futuro de los valores democráticos en una sociedad donde quienes dieron sus vidas luchando contra la dictadura quedan congelados en ese estado de “desaparecidos” de ausentes mientras sus verdugos gozan de total impunidad?
Los familiares de desaparecidos necesitan un esclarecimiento que permita enterrar a sus muertos completar un proceso de duelo especialmente extenso y trabajoso. Sus familias lejos de recibir alguna forma de reparación continúan padeciendo un macabro periplo que parece no tener fin. Mientras, sus verdugos gozan de la impunidad. Pero el país todo, las futuras generaciones tienen derecho a nombrar a sus muertos, recobrar el sentido de su sacrificio… recuperar una historia que les permita construir su futuro.

 

Articulo tomado de: La biblioteca de Hermione

20/05/2020

Vargas Llosa: ¡Viva Hernán Cortés, nuestro libertador!

Por: Carlos de Urabá

España nos dio la vida, la lengua, la civilización.

«La literatura, último refugio de la libertad» es el título que eligieron los organizadores para la IV Bienal Vargas Llosa en Guadalajara (México). Un título verdaderamente pretencioso porque el número de lectores ha disminuido dramáticamente, no solo en Latinoamérica sino también en el mundo. En esta época la lectura se encuentra en franca decadencia pues es imposible competir con un mundo dominado por las televisiones, la Internet, las redes sociales, computadores, teléfonos celulares o tablets.

Vargas Llosa y su camarilla de illuminatis ha utilizado la IV Bienal Guadalajara para -aparte de hacerse propaganda- continuar con la cruzada contra los gobiernos «comunistas» de Venezuela Cuba o Nicaragua. Incluso en esta ocasión el premio Nobel se atrevió a criticar duramente al presidente de México López Obrador al que ha definido como un «Populista de izquierdas» que quiere romper las reglas de juego y reelegirse para eternizarse en el poder. «López Obrador es un mandatario que ataca a los periodistas críticos y censura a sus opositores». Y no solo eso pues el muy irrespetuoso ha tenido la osadía de exigirle al rey Felipe VI que pida perdón por los estragos cometidos por los españoles durante la conquista de México. Una afrenta imperdonable porque «Hernán Cortés no debe ser considerado un conquistador, sino un liberador de los pueblos indígenas oprimidos» Vargas Llosa repite una y otra vez su mantra preferido: «España nos ha dado la vida, nos ha dado la lengua, la religión, y gracias a su inmensa generosidad nos hemos integrado en Europa y la civilización occidental» Aunque en la conquista se hayan cometido algunos «excesos» (en este caso el genocidio de 60.000.000 de indígenas) pero todo queda compensado con la invaluable herencia que nos legó la «madre patria».

Evidentemente la Bienal cuenta con un presupuesto multimillonario imposible de justificar en tiempos de pandemia. Que se lo cuenten a 50.000.000 de pobres de solemnidad que existen en México. Todo este espectacular montaje se ha materializado gracias al patrocinio de la empresa privada, los bancos, la universidad de Guadalajara, los ayuntamientos, las editoriales españolas y mexicanas, la Fundación Internacional para la Libertad y la Feria Internacional del Libro. El escritor peruano Raúl Tola, que dirige la Catedra Vargas Llosa, comenta que: «no imagina cómo habrán sobrellevado el confinamiento de la pandemia aquellos que no leen ni tienen inclinaciones culturales. Debe haber sido horroroso en medio de tanta soledad y angustia. Porque en la literatura hay un punto de escape, un punto de libertad» Pero el ejecutivo de la Bienal pasa por alto que las estadísticas dibujan un panorama sombrío ya que el índice de lectura en Latinoamérica y, especialmente en México, es catastrófico. Y es que los libros solo están reservados para una élite de intelectuales, profesores, catedráticos o estudiantes universitarios. ¿Para qué leer un libro si todo el saber y el conocimiento lo encontramos en Google? Los computadores cada día son más inteligentes, mientras nosotros somos cada día más estúpidos e ignorantes. Es tal el fracaso en la promoción de la lectura que el Fondo de Cultura Económica ya no vende libros, sino que los regala y ni así la gente los quiere. La pandemia ha supuesto un golpe mortal para educación en México pues han desertado de las escuelas más de 6 millones de alumnos. Al estar obligados a estudiar en línea de manera virtual lo que ha sucedido es que se han hecho adictos a los videojuegos, las plataformas de streaming, los casinos virtuales o las redes sociales. En un año y medio apenas si han leído un libro o escrito cuatro cuartillas en un cuaderno.

Pero tenemos que admitir la única posibilidad de revitalizar la lectura en nuestro medio es promover entre las clases populares la narcoliteratura morbosa y pornográfica en un formato de fotonovela por entregas y que narrada con una jerga barriobajera implique al lector. Al fin y al cabo la prensa amarillista impresa (no digital) sigue siendo la más leída.

Los 31 escritores de Latinoamérica y España convocados a la Bienal fueron elegidos cuidadosamente por su curriculum vitae intachable: deben ser personas integras y comprometidas con la libertad y la democracia. Es decir, defensores a ultranza de neoliberalismo y las políticas conservadoras de derechas, anticomunistas y que, además, reconozcan el valor supremo de la monarquía borbónica como símbolo de la «unidad iberoamericana». Sin medias tintas la civilización o la barbarie. Desde el púlpito Mario lanza sus diatribas: «el nacionalismo y el racismo son caras de la misma moneda» En cambio, el nacionalismo español, de esencia nazi-franquista, es virtuoso pues exalta el amor a la patria.

Todos estos escritores, poetas o intelectuales pequeñoburgueses en su egolatría se creen elegidos por la divinidad. La crítica y las editoriales los encumbran a lo más alto del Olimpo y con todo el descaro estampan en las carátulas de sus libros «¡Best Seller! 50.000 ejemplares vendidos, 100.000 ejemplares vendidos. Pero lamentablemente la realidad nos propina tremenda bofetada porque a las masas lo único que les interesa son las telenovelas, los partidos de fútbol, las series de Netflix, la pornografía, las películas de narcos… Vargas Llosa, dicta catedra: «necesitamos un sistema educativo público (cuando el defiende lo privado) eficiente o jamás saldremos del subdesarrollo que significa dependencia tecnológica de las potencias dominantes»

La era digital ha multiplicado el poderío del capitalismo como nunca antes se había visto en la historia moderna. ¡¡¡¡En este momento hay más de 2.000 millones de personas en todo el mundo comprando desde los computadores y los celulares!!!! En el año de pandemia 2020 Facebook, Google, Yahoo!, YouTube, Twitter, Instagram, Telegram, Apple, Microsoft, Amazon, Netflix o Tik Tok han elevado sus ganancias hasta alcanzar cifras estratosféricas. Definitivamente tenemos que cargar el yugo que nos impone la ciberdictadura del Silicon Valley.

Apenas unos cientos de personas asistieron a los debates y conferencias que se han llevado a cabo en el recinto Santander de Artes Escénicas de Guadalajara (entre las que hay que contar alumnos universitarios acarreados por los profesores) Como estamos inmersos en una sociedad de la exclusión por aquí no se ve un indígena, ni un obrero, un trabajador y menos campesinos. Los únicos proletarios son los guardaespaldas, los choferes, los acomodadores (as) o las limpiadoras a los que el nombre de Vargas Llosa más bien les suena a un cantante corridos. Los estratos bajos se autoexcluyen de tan importantes encuentros literarios pues para ellos todo esto no es más que capricho de lunáticos.

Mientras en el estrado los egregios escritores haciendo gala de un lenguaje academicista y retorica grandilocuente exhiben pretenciosos su alto grado de erudición en un soliloquio que solo ellos escuchan. Que si la prevalencia del pensamiento de Flaubert o el existencialismo de Sartre y la verdadera esencia del ser humano. Debates epistemológicos de indudable valor magisterial pero que no trascienden más allá de sus delirios de grandeza. Es increíble, pero la mayoría de sus devotos son capaces de citar los capítulos más relevantes de la extensa obra del premio Nobel, O sea, desde «La Ciudad y los Perros» hasta su última publicación «Tiempos Recios» Tal demostración del fanatismo es solo comparable con la de los ayatolas que recitan de memoria el Corán. El público permanece sentado guardando las estrictas medidas de seguridad sanitarias. Parecen más bien muñecos inanimados a los que se les ha puesto un bozal para mantenerlos a raya; algunos cabecean somnolientos, otros descaradamente bostezan y otros aburridos prefieren encender sus teléfonos celulares, o tablets y enchufarse a sus audífonos para navegar por el ciberespacio en busca de emociones más fuertes. Los más ansiosos de la secta se muerden las uñas esperando que se acabe pronto las ponencias magistrales para ir a desquitarse al cóctel que ofrecen los organizadores de la bienal donde se pondrán bien a gusto a punta de canapés y tequilas. La bohemia siempre ha sido la principal inspiradora de los grandes genios.

Y así pudimos observar en primera fila presidiendo la homilía al premio Nobel Vargas Llosa que hierático empuñaba su bastón cual sumo pontífice atento al desarrollo del cónclave. Eso si se le notaba y un poco alicaído pues tal vez echaba de menos a su bienamada Isabel Preysler que se había tenido que quedar recluida en su palacete en Madrid a causa de la muerte de su madre. A su lado estaba Alvarito Vargas Llosa, el mánager de la exitosa multinacional Vargas Llosa S.A, que no paraba de tabular mensajes en su celular, quizás cerrando el contrato de la próxima conferencia de su padre cuyo caché se eleva por encima de los 100.000.dólares. Algo sabrá su hijito de las cuentas en paraísos fiscales y su implicación en los Panamá Papers ¿no?. Rosa Montero igualmente se le veía muy entretenida consultando los catálogos de Amazon o jugando al póker en un casino on line, mientras su amiguito el escritor peruano Roncagliolo se tomaba un selfie con la musa Morgana Vargas Llosa. Bueno, ellos son seres superiores a los que les debemos respeto y se les ha de perdonar cualquier desvarío pues son los redentores de una humanidad extraviada y desvalida. Pero esto ya es el colmo que los illuminati que tanto predican que «la literatura es el último refugio de la libertad» sean tan adictos a la ciberheroína.

La pandemia ha agudizado aún más la crisis económica y definitivamente el libro se ha convertido en un artículo de lujo que solo pueden adquirir las clases más pudientes. Porque hay que decidirse entre comprar carne o leche o el último libro de Rosa Montero «La Buena Suerte» que cuesta 400 pesos (el salario mínimo en México está en 123 pesos diarios)

Vargas Llosa a sus 85 años es la viva encarnación del Otoño del Patriarca, eso sí, no ha perdido los aires de caballero de fina estampa, aunque tenga que apoyarse en un bastón para no trastabillar. Con su pelo plateado y su piel arrugada parece un tótem ante el cual sus devotos se postran de rodillas a rendirle honores. Un ídolo elevado a los altares por la propaganda de los medios de comunicación y las editoriales, el escritor más exitoso, el premio Nobel, el superventas, y uno de los últimos supervivientes del boom latinoamericano. Vargas Llosa que en su juventud se declaró comunista ahora en su ocaso se confiesa un liberal de derechas más próximo a las tesis de Trump y Boris Johnson. Tan esquizofrénica metamorfosis nos deja perplejos. Y todavía más cuando presa del ardor guerrero enarbola la bandera rojigualda borbónica encabezando las huestes del nacionalismo español. No por casualidad el rey corrupto y corruptor Juan Carlos I le otorgó el título de marqués de Vargas Llosa.

A Mario me lo encuentro a la entrada del lujoso restaurante del Hotel Hilton Guadalajara Midtown en el que están alojados los escritores de la bienal -sus cachorros tienen que estar bien atendidos en hoteles cinco estrellas, restaurantes de categoría, piscina, jacuzzi, SPA, porque son los sabios de la cultura contemporánea que nos guían y nos iluminan – El señor marqués se dirige a desayunar y yo lo abordo y le digo que si me puede responder unas preguntas. A lo que él amablemente acepta. Yo le cuento la historia de una amiga que no me quiere escribir una carta de puño y letra, solo se comunica conmigo por teléfono o me envía mensajes de voz por WhatsApp. Al parecer le da vergüenza escribir pues comete faltas ortográficas. Ya nadie quiere escribir una carta en un papel con un bolígrafo pues es un arcaísmo. Se ha abandonado por completo el hábito de la escritura cuyo origen se remonta al año 3.100 AC en Mesopotamia ¿Quién es capaz de leer hoy las 500 páginas de la «Ciudad de los Perros»? A lo que el premio Nobel me dice que hay que adaptarse a los tiempos que corren. Pero como concentrase en medio de un mundo tan vertiginoso que no nos deja ni un minuto de descanso. Porque hoy la gente no lee más allá de los 280 caracteres de Twitter. Vargas Llosa se quedó pensativo pues él ya había desarrollado ese tema en su libro «la Civilización del Espectáculo» donde hace una crítica de la cultural actual que se ha convertido que un mero entretenimiento. Y es que un esfuerzo intelectual no produce placer. Es paradójico, entonces ¿cómo la literatura va a ser refugio de la libertad si las masas se niegan a leer y prefieren ser esclavos de la tiranía de los medios audiovisuales? – Silencio. Esa pregunta es demasiado capciosa. Vargas Llosa está de vuelta de todo, se sabe una leyenda viviente y en vez de caminar levita porque su reino ya no es de este mundo.

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El general Morazán marcha a batallar desde la muerte. De Julio Escoto

Este año en el cual se conmemoran 229 años del natalicio del General Morazán es propicio que todos; tanto hombres como mujeres, sin distinción del suelo donde nacimos acudamos a nuestras historias comunes, para hacernos de sus efluvios liberadores. 
El general Morazán marcha a batallar desde la muerte, del escritor Julio Escoto es un libro fundamental para adentrarnos en la historia de ese gran hombre centroamericano, cuyo legado merece ser estudiado y homenajeado. 

Encandilados. Historias Caroreñas en letras vivas de Neybis

Tanto las ciudades grandes como las chicas, sin excepción, todas forman una simbiosis perfecta y en ocasiones hasta exquisita, con las personas que las habitan y hacen vida en ellas, formando un extraño vinculo mezcla de amor y odio –en ocasiones–, dependiendo mutuamente el uno del otro, generando personajes, cuentos e historias compartidas que a lo largo se convierten en ese extraño ser omnipresente de concreto que llamamos “pueblo”, mi pueblo, mi ciudad, mi casa.

Encandilados; comarca de crónicas caroreñas, son los personajes, cuentos e historias fruto de la simbiosis particular de su autor Neybis y su natal Caroca. Inmerso entre sus paginas el poeta autor nos encandila con sus cuentos, que nos narra de manera muy singular, mezcla de poemas y relatos estas sus historias, historias que le fueron dando forma a lo que es él hoy en día.

Los dientes de Raquel, esta de aniversario

Los dientes de Raquel cumple 48 años de su primera publicación, esta obra compuesta por pequeños textos, abismos en miniatura que poseen rasgos, temáticas, recursos, estructuras, características, y hasta podría decirse vida propia. En ellos su autor explora y reconstruye un universo minificcional, la brevedad extrema, con todas sus implicaciones estéticas, escriturales, ficcionales, y la presencia constante de complejas aristas temáticas propias de la minificción como lo son; el humor, la ironía, la parodia, y la fantasía. Con esta obra el Fondo editorial del sur da inicio a la biblioteca homónima del autor, y celebra las cuatro décadas de su publicación. 

«Los años de Allende», la novela que revive la revolución de la Unidad Popular en clave gráfica

Narra la historia del periodista estadounidense John Nitsch, quien es testigo del ascenso y caída de la revolución pacífica. “La literatura, el cine, el teatro ya están abordando este tema hace rato, la historieta no hace sino aportar lo suyo. ¿Por qué? Porque Chile debe encarar sus fracturas y hablar del pasado sin tapujos, es la única forma de avanzar. No creo en eso de olvidar el pasado sin discutirlo y mirar sólo hacia el futuro. Es una forma cobarde de evadir lo que nos ha traído al Chile de hoy”, señala el primero.

Una novela gráfica sobre la experiencia del gobierno de la Unidad Popular acaban de publicar el guionista, editor y docente Carlos Reyes junto al dibujante y pintor Rodrigo Elgueta.

 

Se trata de “Los años de Allende” (Editorial Hueders), una obra está protagonizada por un periodista estadounidense, John Nitsch, que junto a otros protagonistas –el escéptico taxista Marcelo González y la entusiasta activista Claudia, entre otros- ve “con pasión y dolor cómo se articulaba y destruía un experimento social único en el siglo XX”, como reza la contratapa.

El libro es parte de otras novelas gráficas que abordan la memoria histórica de nuestro país, tales como “El Golpe. El pueblo 1970-1973”, de Nicolás Cruz y Quique Palomo, “La Senda del Errante”, de Germán Valenzuela y otros autores, “Lota 1960”, de Claudio Romo y Hari Rodríguez o “Santa María 1907”, de Pedro Prado.

Un protagonista gringo

Una de las primeras cosas que llama la atención de esta obra –un proyecto financiada por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la lectura, convocatoria 2014- es que los autores hayan escogido a un personaje extranjero para narrar la historia.

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“El periodista norteamericano que creamos para la historia nos permitió cierto distanciamiento necesario para realizar la crónica de los hechos que íbamos a contar”, explica Reyes, que en los años 80 colaboró con la mítica revista “La bicicleta”, ha publicado varios libros y es cofundador de la editorial Feroces Editores. “Su nombre, John Nitsch, está tomado de un amigo y mentor norteamericano con el que conocí y trabajé mucho tiempo”.

Ese nombre es lo único real, el resto es ficción, aclara. “Para mí, Nitsch es un librepensador que se interesa profundamente por lo que pasa en Chile y se propone relatarlo de la forma más certera posible”, reflexiona.

“Creo que Nitsch era el personaje necesario que tenía una distancia ideológica de la realidad chilena de aquellos años”, coincide Elgueta. “Con una cierta ingenuidad, Nitsch se hace las preguntas básicas que pocos se hicieron en aquellos años… en incluso ahora. Pero al mismo tiempo al ser un periodista, le permitía acceder a lugares y poseer la acuciosidad profesional para investigar los hechos hasta el final”.

Criterios de selección histórica

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El libro incluye una enorme variedad de episodios: desde los asesinatos del general René Schneider y el ex ministro Edmundo Pérez Zujovic, los frustrados alzamientos militares como el “Tancazo” y el “Tanquetazo”, el escándalo CIA-ITT, la nacionalización del cobre, la construcción del centro cultural Gabriel Mistral, el paro de camioneros, las JAP, y el terrorismo de derecha e izquierda.

Para relatar estos episodios, los autores bucearon durante más de dos años en libros, revistas, videos, películas, reportajes, crónicas, testimonios y sitios web. Además contaron con la ayuda del historiador Manuel Vicuña y la asesoría constante del escritor Marcelo Mellado.

“La idea fue reconstituir para el lector la mayor panorámica de la sociedad chilena de la época que el lenguaje de la historieta nos permitió hacer”, señala Reyes.

Obviamente allí les surgieron preguntas fundamentales que recorrieron este trabajo: ¿Es posible tener una mirada completamente objetiva de la historia? ¿Un historiador pueda escribir sobre el pasado sin que sus propias opiniones y subjetividades se vean reflejadas en ese trabajo?

“Tal vez esa sea la respuesta para el hecho de que tengamos todos versiones tan diferentes sobre un mismo hecho histórico como el de la UP o el de la guerra del Pacífico, por ejemplo”, aventura Reyes. “Esas preguntas están en la novela gráfica y en ella, Rodrigo y yo ofrecemos nuestra propia respuesta”.

Los desafíos de la gráfica

Desde el punto vista gráfico, los desafíos también fueron diversos.

 

“Por un lado realizar una gran variedad de retratos de personajes históricos que debían ser reconocidos y que en algunos casos debía dibujar dándole expresiones faciales de las cuales no existían registro”, explica Elgueta.

Además, para las locaciones de esta historia, el dibujante debió abastecerse de una buena cantidad de fotografías de aquellos años y buscar sectores de la ciudad que mantuvieran su misma arquitectura.

Otro problema fue plasmar en un dibujo situaciones históricas fundamentales que nunca antes se habían representado. “Por ejemplo, un momento de ira de Allende cuando arroja su teléfono, o cuando disparaba desde el balcón de una oficina de la Moneda en el momento del golpe mismo”, indica.

Tema de actualidad

¿Pero por qué estos artistas quisieron sumergirse en aquella época que ni siquiera alcanzaron a vivir?

Entre otros por sus biografías personales, podría decirse. Para Reyes, por ejemplo, el tema de la UP no era nada ajeno: su padre trabajó en la mítica editorial estatal Quimantú, uno de los símbolos del gobierno popular, que de hecho también tiene su lugar en el libro.

En su opinión, la experiencia de Allende tiene una tremenda actualidad, “sobre todo a la luz de los últimos acontecimientos políticos como la corrupción y el despertar ciudadano que comenzó con el malestar estudiantil”.

“Ese caldo de cultivo social ha elevado el estatuto de Allende como el último mandatario que encabezó en Chile una utopía”, dice Reyes. “Allende es hoy una figura muy presente en el país, una figura que todavía divide a Chile y agita los ánimos de defensores y detractores. Cosa habitual por estos lares en que llegamos tarde y mal a aceptar nuestros hitos, tal y como ha sucedido con Gabriela Mistral o Violeta Parra, por ejemplo”.

“Fuera del país,  Allende es ya un mito universal, homenajeado en múltiples formas en el extranjero. Allende es un arquetipo, un superhéroe, si se lo quiere ver desde la óptica más ñoña de la historieta. Allende encarna algo que ya excede lo local y lo político”, añade.

Gráfica y memoria

Para el guionista, la historieta como arte puede y debe hablar sobre estos temas desde su propia especificidad. “Si Chile no lo hace y no habla de frente estos temas, si los sepulta, como acostumbra, nos  van estallar en la cara tarde o temprano. Los artistas deben seguir revisitando estos temas, discutiéndolos. Es un deber”, asegura Reyes.

“Creo que la novela gráfica chilena está en deuda con las miles de historias dignas de contarse de este período de nuestra historia, incluyendo el golpe militar y el período de la dictadura”, coincide Elgueta, que demoró dos años en dibujar la historia.

“En otros ámbitos de la creación -literatura, pintura, teatro, cine, etc.- ya se ha hecho, pero aún así, y bajo la profusión de tantos reportajes en estos últimos años, todavía nos damos cuenta que falta mucho por descubrir… no olvidemos que los tribunales de justicia de nuestra país aún tienen cientos de casos que no se han investigado y demorarán años para que se agoten las instancias de investigación de todos ellos y que finalmente son historias humanas dramáticas de abuso, sufrimientos, etc.”, señala.

En este sentido, para Elgueta “Los años de Allende” explora esta época, atreviéndose a revisitar nuestra historia, “re-enjuiciarla, re-analizarla, mirándola sin prejuicios, como en un reflejo sincero que nos habla de actores que complotaron infamemente contra su propio país”.

“La literatura, el cine, el teatro ya están abordando este tema hace rato, la historieta no hace sino aportar lo suyo”, remata Reyes. “¿Por qué? Porque Chile debe encarar sus fracturas y hablar del pasado sin tapujos, es la única forma de avanzar. No creo en eso de olvidar el pasado sin discutirlo y mirar solo hacia el futuro. Es una forma cobarde de evadir lo que nos ha traído al Chile de hoy».

por Marco Fajardo / www.elmostrador.cl

Con Cuba. Por Luis Britto Garcia

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A raíz de la invasión yanqui  en 1898,  que cortó el proceso independentista, el 80%  de las tierras cultivadas de Cuba pasaron a propiedad de estadounidenses; quienes también se apoderaron de la electricidad, la telefónica y la mayoría de las empresas, entre ellas la banca. El 70% del comercio se desarrollaba con Estados Unidos.  Las mafias de Lucky Luciano y Meyer Lansky se repartieron los casinos y el turismo sexual; intentaron convertir a La Habana en modelo anticipado de lo que luego sería Las Vegas. No había posibilidad  de transformar el país mediante la política convencional: durante casi  tres décadas la Enmienda Platt confirió derechos de intervención armada a la potencia del Norte. Ésta apoyaba desembozadamente dictaduras como la de Machado o Fulgencio Batista. Para el cubano digno era como vivir en un país extranjero.

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Contra esta abyección política, económica y social se rebeló la Revolución Cubana para cambiar radicalmente no sólo el panorama interno, sino también el mundial, reavivando la esperanza revolucionaria adormecida desde el reparto del planeta entre las grandes potencias. También inspiró derroteros insurgentes para la política de América Latina y el Caribe. Al llamar la atención sobre el área, posibilitó el dispositivo editorial que se traduciría en el Boom, y alentó la oleada contracultural que sacudiría al mundo en la década de los sesenta. 

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En lo interno, Cuba revolucionaria acumuló espectaculares logros en medicina,  deporte, cine,  plástica y  literatura.  En medio de privaciones, austeridad y racionamientos, garantiza para todos Educación, Salud y Seguridad Social. Repetimos  indicadores disponibles para 2020. El analfabetismo en Cuba es cero, mientras que  su bloqueador Estados Unidos cuenta 16 millones de iletrados (BBC). La esperanza cubana de vida es de 79,6 años, mayor que la de 79,2 en Estados Unidos (PNUD). El índice de mortalidad infantil es de 4,0, menor que el de 5,6 en la potencia  norteña (Index Mundi). El último índice de Gini disponible de 0,22 revela a Cuba como uno de los países con menor desigualdad del mundo; el de 40,5 descubre a Estados Unidos como el segundo país más desigual del planeta (Cepal.org). El índice cubano de desnutrición infantil, certificado por la Unicef, es cero. En el estado de Florida, con el doble de habitantes que en Cuba, la pandemia ha causado  37.895 defunciones, mientras que la bloqueada y asediada Cuba ha controlado el morbo  por más de un año sin colapso de los sistemas de salud, y  con 11.333.483  habitantes ha presentado apenas 218. 396 contagios y sólo 1.431 muertes (0.65% de los casos confirmados). En Cuba casi dos generaciones han crecido sin saber lo  que es el analfabetismo, la muerte de mengua, la indigencia. Hazaña inaudita, no sólo en Nuestra América, sino en casi todo el Tercer Mundo.

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Para  valorar  tales logros  hay que considerar que han sido cumplidos contra la agresiva torpeza de la primera potencia imperialista del mundo. Ya en 1959 ésta le retira la cuota de compra de azúcar. Desde la invasión abierta por Playa Girón hasta la guerra bacteriológica, desde el terrorismo contra naves y aeronaves hasta el financiamiento de opositores y campañas mediáticas, desde el centenar largo de intentos de magnicidio hasta el bloqueo condenado 28 veces por la Asamblea General de la ONU y que ha causado perjuicios por 147.853 millones de dólares, no hay agresión infame que Estados Unidos no haya aplicado contra Cuba. A ellas Trump añadió el corte de remesas y otras 243 medidas coercitivas, y el terrorista Biden intenta que la isla sea declarada Estado promotor del terrorismo.

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A  ochenta millas de distancia, no  sólo las luces de Miami  se divisan desde La Habana: también llegan las señales de radio, televisión y redes sociales de los más poderosos aparatos comunicacionales del Imperio, con la imagen ficticia de un capitalismo de consumo ilimitado y fortunas instantáneas,  supuestamente exento de racismo, desempleo  y crisis económicas. A ese fraude comunicacional que pinta un Paraíso capitalista superponen otro que dibuja en Cuba un infierno socialista. La derecha ha ido usurpando paso a paso los métodos de lucha de la izquierda. Como muestra valgan el catálogo de tácticas de desestabilización compilado por Gene Sharp y su aplicación sistemática contra los progresismos: cortes viales, guerrillas, técnicas de agit-prop, motines, movimientos sociales de maletín.

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Explica el canciller cubano  Rodríguez Parrilla que las protestas del 11 de julio en varias ciudades fueron convocadas por intensas campañas de  redes sociales estadounidenses,  mediante robots que cada segundo quintuplicaban  mensajes bajo la consigna #SOS.CUBA, lanzada desde Nueva York por la firma Proactivo Miami Incorporation, que recibió del gobierno de Florida el 15 de junio certificación para recibir fondos a tal efecto. Por lo cual “es inocultable el vínculo entre los fondos y las operaciones del gobierno de Estados Unidos y de estos operadores”.

 

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Sin embargo, 62 años llevan los aparatos mediáticos imperiales llamando a destruir el socialismo sin más resultado que la esporádica protesta del “Maleconazo” en 1994, durante el Período Especial. Puede ser que factores sobrevinientes expliquen las manifestaciones del 11 de julio. Las medidas coercitivas y la pandemia han disminuido para 2020 el PIB en 11%, las importaciones en 30%, y en 70% el turismo, una de las principales fuentes de divisas para adquirir insumos técnicos.  Ello se ha traducido en desabastecimiento, incluso de equipos médicos. Por otra parte, en los últimos tiempos fueron adoptadas  medidas de liberalización de la economía que incluyeron circulación paralela de divisa extranjera y moneda nacional,  legalización de la gestión por empresas privadas de algunas ramas económicas y de la agricultura en terrenos de propiedad social, reducción del empleo público y consiguiente incremento del “Trabajo por Cuenta Propia”, aumentos de precios  inflacionarios. Siempre es difícil la coexistencia de medidas económicas correspondientes a sistemas antagónicos. A los compañeros cubanos toca determinar si algunas de estas medidas incidieron en la situación actual, y si ameritan correctivos.