El Napoleon que no vimos. Por Marlene Daut

La guerra del emperador para reponer la esclavitud en Haití

Los críticos han señalado las numerosas inexactitudes históricas de la nueva película de Ridley Scott sobre Napoleón Bonaparte. Como estudiosa del colonialismo francés y la esclavitud, que estudia la ficción histórica, o la ficcionalización de acontecimientos reales, me molestaron mucho menos la mayoría de las libertades tomadas en Napoleón, aunque disparar cañones a las pirámides ya era excesivo. He sostenido en otra parte que las ficciones históricas no necesariamente deben juzgarse por su adherencia a los hechos. En cambio, lo que más importa es la inventiva, la creatividad, la ideología y, en última instancia, el poder narrativo.

Pero en lugar de ofrecer una visión fresca e imaginativa de Napoleón, la película de Scott escenificó las conocidas batallas de Austerlitz, Wagram y Waterloo, al tiempo que borró quizás la más importante y trascendente de las campañas militares de Bonaparte. Como ocurre con cualquier otra película de Napoléon, la versión de Scott dejará a los espectadores sin comprender la guerra genocida para restaurar la esclavitud que Bonaparte libró contra los revolucionarios negros en la colonia francesa de Saint-Domingue, lo que hoy se conoce como Haití. Para mí, dejar de lado esta historia es como hacer una película sobre Hitler sin mencionar el Holocausto.

 

Estoy por los blancos, porque soy blanco

La guerra intermitente de Francia con Gran Bretaña no cambió las fronteras inmediatas de ninguno de los dos países. Estas guerras a menudo se libraron por tierras del hemisferio americano e incluyeron una contienda histórica por Martinica, una pequeña isla en el Caribe, cuyo destino tuvo repercusiones de gran alcance para la esclavitud. En 1794, después de tres años de rebeliones de esclavos en Saint-Domingue (acontecimientos ahora conocidos como la Revolución Haitiana), el gobierno francés abolió la esclavitud en todos los territorios franceses de ultramar. Martinica, sin embargo, no estaba incluida: los franceses habían perdido recientemente la isla ante los británicos en una batalla.

En un discurso de 1799 ante el gobierno francés, Bonaparte explicó que si hubiera estado en Martinica en el momento en que los franceses perdieron la colonia, habría estado del lado de los británicos, porque nunca se atrevieron a abolir la esclavitud. “Estoy a favor de los blancos porque soy blanco”, dijo Bonaparte. “No tengo otro motivo y este es el correcto. ¿Cómo podría alguien haber concedido la libertad a los africanos, a hombres que no tenían civilización?”

Una vez que llegó al poder, Bonaparte firmó el Tratado de Amiens de 1802 con los británicos, que devolvió a Martinica al dominio francés. Posteriormente, aprobó una ley que permitía que continuara la esclavitud en Martinica. Y en julio de 1802, Bonaparte restableció formalmente la esclavitud en Guadalupe, otra colonia francesa en el Caribe. La esclavitud persistió en el imperio de ultramar de Francia hasta 1848, mucho después de su muerte en 1821.

En Saint-Domingue, Bonaparte autorizó a sus generales a eliminar a la mayoría de la población negra adulta y firmó una ley para restablecer la trata de esclavos en la isla. Para que la misión tuviera éxito, las tropas de Bonaparte tendrían que enfrentarse a un ex esclavo llamado Toussaint Louverture, que se había convertido en un líder prominente durante los primeros años de la Revolución haitiana. Después de la emancipación general, cuando la población negra se había convertido en ciudadana de Francia (en lugar de esclava), Louverture se unió al ejército francés. Luego desempeñó un papel clave ayudando a Francia a combatir y, finalmente, derrotar a las fuerzas españolas y británicas, que desde entonces habían invadido la colonia en un intento de apoderarse de ella. 

 

El primer general negro del ejército francés, Alexandre Thomas Dumas, padre del novelista Alejandro Dumas.

 

Reconociendo su destreza militar, los franceses promovieron constantemente a Louverture hasta que se convirtió en el segundo general negro de un ejército francés, después del general Thomas-Alexandre Dumas, padre del famoso novelista francés Alexandre Dumas. (Por cierto, Thomas-Alexandre Dumas aparece en la película como un personaje con un papel que no habla.)

En 1801, como testimonio de su creciente autoridad, Louverture emitió una famosa Constitución que lo nombró gobernador general de toda la isla. Sin embargo, todavía profesaba lealtad a Francia incluso cuando la colonia se volvió semi-autónoma. Para entonces, sin embargo, Bonaparte había asumido el poder como primer cónsul de Francia y se había propuesto como misión “aniquilar el gobierno de los negros” en Saint-Domingue para reimplantar la esclavitud. En enero de 1802, Bonaparte envió a su cuñado Charles Victor Emmanuel Leclerc a Saint-Domingue con decenas de miles de tropas francesas. ¿Las instrucciones de Bonaparte? Arrestar a Louverture y restablecer la esclavitud.

 

La caída de Louverture

Uno de los guionistas de la película, David Scarpa, dijo que Napoleón representa para él “el ejemplo clásico del dictador benévolo”.

Si ese Napoleón existió alguna vez, Louverture nunca lo conoció.

Reconociendo su destreza militar, los franceses promovieron constantemente a Louverture hasta que se convirtió en el segundo general negro de un ejército francés.

En junio de 1802, el ejército de Napoleón arrestó a Louverture y lo deportó a Francia. Mientras Louverture se consumía en una prisión francesa, Bonaparte se negó a someterlo a juicio. Durante su encarcelamiento, los guardias de la cárcel le negaron a Louverture comida, agua, calefacción y atención médica. Posteriormente, Louverture murió de hambre y congelado.

Sin Louverture, el ejército de Napoleón operó con más sed de sangre que nunca. Además de las armas convencionales, sus tropas lucharon contra los revolucionarios con cámaras de gas flotantes, ahogamientos masivos y ataques de perros, todo en nombre de la restauración de la esclavitud.

Los luchadores negros por la libertad, que entonces se hicieron llamar «ejército indígena», liderados por el fundador de Haití, el general Jean-Jacques Dessalines, derrotaron definitivamente a las fuerzas francesas en la histórica batalla de Vertières el 18 de noviembre de 1803. El 1 de enero de 1804 declararon oficialmente la independencia. de Francia y cambiaron el nombre de la isla por Haití.

 

«Un movimiento fatal»

Si los realizadores hubieran incluido el fallido intento de Napoleón de restaurar la esclavitud en Saint-Domingue, habrían podido vincular la película con uno de sus los únicos arcos coherentes del film: el amor eterno de Napoleón por Joséphine de Beauharnais, su primera esposa.

En una escena memorable de la película, Joséphine le dice a Bonaparte que él no es nada sin ella, y él lo acepta.

Sin embargo, las memorias póstumas de Joséphine sugieren que Bonaparte hizo caso omiso del consejo más profético de su esposa: Joséphine instó a su marido a no enviar una expedición a Saint-Domingue, profetizando que esto sería una “medida fatal” que “le quitaría para siempre esta hermosa colonia a Francia”. Como alternativa, aconsejó a Bonaparte que “mantuviera a Toussaint Louverture allí. Ése es el hombre necesario para gobernar a los negros”.

Posteriormente ella le preguntó: “¿Qué quejas podría tener contra este líder de los negros? Siempre ha mantenido correspondencia con usted; ha hecho aún más, les ha entregado, en cierto sentido, a sus hijos como rehenes”.

Sólo al final de su vida, durante su segundo exilio en la remota isla de Santa Elena, Napoleón expresó remordimiento por todo esto.

Los hijos de Louverture habían asistido al histórico Collège de la Marche de París, junto con los hijos de otros destacados funcionarios negros de Saint-Domingue. Aunque Bonaparte acabó enviando a los hijos de Louverture de regreso a la colonia con Leclerc, otro general negro de Saint-Domingue que luchó para oponerse al restablecimiento de la esclavitud, no tuvo tanta suerte.

Justo antes de que las tropas de Bonaparte comenzaran su guerra genocida en nombre de la restauración de la esclavitud, el futuro rey de Haití, el general Henry Christophe, envió a su hijo, François Ferdinand, al Collège de la Marche.

Después de que los revolucionarios haitianos derrotaron a Francia y declararon la isla independiente en 1804, Bonaparte ordenó el cierre de la escuela. Muchos de sus estudiantes negros, como el joven Ferdinand, fueron luego arrojados a orfanatos. El niño abandonado murió en julio de 1805, a la edad de 11 años.

Sólo al final de su vida, durante su segundo exilio en la remota isla de Santa Elena, Napoleón expresó remordimiento por todo esto.

“Sólo puedo reprocharme el atentado contra esa colonia”, afirmó el difunto emperador. «Debería haberme contentado con gobernarlo a través de Toussaint».

 

Una oportunidad perdida

De haber incluido parte de este rico material, Ridley Scott podría haber hecho una película verdaderamente original con relevancia histórica y contemporánea.

Después de todo, la historia de Napoleón de intentar detener la Revolución Haitiana –la revolución por la libertad más importante que el mundo moderno haya visto jamás– nunca ha sido representada en una pantalla de Hollywood.

En cambio, escondiéndose detrás de una hermosa cinematografía, un magnífico vestuario y la magistral interpretación de Joséphine por parte de Vanessa Kirby, Scott finalmente produjo una película poco imaginativa sobre los ya trillados éxitos y fracasos militares del hombre representado como quien literalmente se coronó a sí mismo como emperador de Francia.

Si Napoleón no glorifica exactamente su tema principal, sus creadores ciertamente parecían simpatizar con el hombre cuyas guerras fueron responsables de más de 3.000.000 de muertes, como dice el título final de la película.

La película no dice si esa cifra incluye a las decenas de miles de negros asesinados por el ejército de Napoleón en Saint-Domingue.

Publicado en: El cohete a la luna www.elcohetealaluna.com

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Palestina, dilemas de la descolonización

Por Stephen Sefton

Después de su derrota en la Primera Guerra Mundial los territorios del imperio otomano de Siria (hoy Siria y Líbano), Mesopotamia (hoy Irak) y Palestina fueron repartidos en 1920 entre Francia y Gran Bretaña por medio de la Conferencia de San Remo, bajo la autoridad de la Liga de las Naciones. El Mandato Británico sobre Palestina incorporó la Declaración Balfour de 1917, con lo cual el gobierno británico se había comprometido, de manera completamente arbitraria, establecer un estado nacional judío en el territorio de Palestina. 30 años después de la Declaración Balfour, el 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 181 que autorizó la partición de Palestina y así surgió el estado de Israel. No hubo ningún proceso de consulta democrática con la población árabe nativa de Palestina que en aquel entonces fue el doble de la población judía.

En el momento de la votación solo participaron 56 países miembros de la ONU, que ahora cuenta con 193 países miembros. De los 56 países, 33 votaron a favor de la resolución, 13 países, principalmente los países árabes, votaron en contra y 10 países abstuvieron. Precisamente al inicio de la era de la descolonización en el mundo mayoritario, la Organización de Naciones Unidas, dominada por los poderes imperialistas, creó un estado colonial basado en una ideología supremacista, el sionismo, con un gobierno determinado a expulsar la población árabe para asegurar el dominio de una mayoría judía. Aun antes del fin del Mandato Británico el 15 de mayo 1948, las fuerzas sionistas habían iniciado una limpieza étnica de más de 200,000 personas de la población árabe aplicando tácticas de terrorismo y masacre.

Ese fue el contexto en que los vecinos países árabes declararon la guerra contra Israel durante la cual las fuerzas israelíes expulsaron otra parte de la población palestina, más de medio millón de árabes, y ocuparon sus tierras. La conquista y ocupación de las tierras palestinas por las y los sionistas revindicaron las proféticas palabras de Vladimir Jabotinsky, dirigente de Haganah, la organización armada sionista, quien escribió en 1925, «Una reconciliación voluntaria con los árabes está fuera de discusión ahora o en el futuro. Si desea colonizar una tierra en la que ya vive gente, debe proporcionar una guarnición para la tierra, o encontrar algún hombre rico o benefactor que proporcione una guarnición en su nombre.”

De hecho, los benefactores y protectores de Israel han sido los países occidentales quienes han asegurado que no se haya aplicado las numerosas resoluciones de la ONU ni ninguna otra medida del derecho internacional en defensa de los derechos del pueblo palestino. Toda esta historia demuestra los raíces coloniales de la fundación de Israel y del neocolonialismo sistemático occidental que lo mantiene, protege y defiende aun ante las masacres genocidas en proceso en Gaza en estos momentos. La partición de Palestina ocurrió en el período del fin de la época colonial que vio la creación de estados-naciones en base a las fronteras coloniales.

En el mismo período se impuso también la partición de muchos otros países, el Líbano de Siria, la República de Irlanda de Irlanda del Norte, la partición de Corea y, hasta 1975, la partición de Vietnam. El legado de los 500 años del colonialismo europeo y su gradual sustitución por Estados Unidos en los últimos 150 años ha sido décadas de sangrientes conflictos y guerras destructivas. En el caso de Palestina, la creación de Israel permitió a Estados Unidos y sus aliados tener su “portaaviones insumergible” en el corazón de una región estratégica para sus intereses geopolíticos, por motivo de su ubicación y sus recursos de hidrocarburos.

En este momento es imposible saber el desenlace político-militar de los combates en proceso en Gaza y mucho menos de la guerra regional en ciernes. Sin embargo, muchos gobiernos han definido sus propuestas para la posible resolución del conflicto. La mayoría abogan por la implementación de la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Resolución 242 fue aprobado hace cincuenta y seis años y promueve la creación de un estado palestino a la par del estado israelí.

Como ha comentado el destacado ex-oficial de las Naciones Unidas Alfredo de Zayas, “La obligación de Israel en virtud de la Resolución 242 del Consejo de Seguridad, que data del 22 de noviembre de 1967, es retirarse de los territorios ocupados y permitir la aplicación práctica del derecho a la libre determinación del pueblo palestino, [que es] inalienable y está consagrado en los artículos 1 y 55, capítulos XI y XII de la Carta de las Naciones Unidas, así como en el artículo 1 común al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC)».

Varios observadores han comentado que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) reafirmó en 2004 el derecho del pueblo palestino a la libre determinación y condenó las innumerables violaciones por Israel del derecho internacional. Además, como ha notado el embajador de la Federación Rusa a la ONU, Vasili Nebenzia, Israel no tiene derecho a la autodefensa en los territorios que ha ocupado ilegalmente durante décadas. Así que la resistencia palestina tiene plena legitimidad para revindicar los derechos fundamentales del pueblo palestino en sus tierras ocupadas, incluso por la vía armada.

La propuesta de la mayoría de los gobiernos del mundo es de resolver el prolongado conflicto entre Israel y Palestina conforme con el derecho internacional y crear un estado Palestino. A pesar de este consenso mayoritario internacional para la llamada “solución de dos estados” existe un influyente cuerpo de opinión en el mundo que lo cuestiona y aboga por la creación de un solo estado. El razonamiento de esta posición sigue el argumento del Hermano Guía Muammar al Gaddhafi quien argumentó que los Acuerdos de Oslo de 1993 eran un engaño de que la lógica culminación de su implementación sería la asimilación de la población palestina en un solo estado. Las propuestas más optimistas de un solo estado plantean la posibilidad de un estado unitario o federado capaz de acomodar las aspiraciones de los israelíes y los palestinos en base a la igualdad y la no discriminación.

Lo que gran parte de la discusión de ambas posibilidades a nivel internacional tiende a descartar, omitir o hasta negar es la insistencia del pueblo palestino en el imperativo de asegurar el proceso de la descolonización que corresponde a la profunda injusticia histórica que ha sufrido. Y es instructivo comparar la situación colonial y el contexto neocolonial de la lucha del pueblo palestino para su liberación con otras luchas revolucionarias de liberación que lograron su objetivo. Los ejemplos de las luchas anti-coloniales en Angola, Argelia, Mozambique y Zimbabwe aclaran los diversos dilemas que acompañan la lucha contra sistemas coloniales basados en el supremacismo racista.

El genocidio del pueblo palestino y la anexión total de su territorio sigue la práctica histórica de las élites coloniales y sus gobiernos europeos. Simone Weil, distinguida filosofa francesa, comentó una vez que la innovación principal de la Alemania Nazi fue de aplicar las prácticas de conquista genocida del colonialismo europeo a la misma población europea. Ciertamente, esta fue la experiencia de las cuatro luchas de liberación nacional en Angola, Argelia, Mozambique y Zimbabwe, las cuales pasaron por diferentes fases de resistencia, guerra abierta y negociación hasta lograr el triunfo.

La guerra en Argelia terminó con los acuerdos de Evián de 1962, en Angola con los acuerdos de Alvor de 1975, en Mozambique con los Acuerdo de Lusaka en 1974 y en Zimbabwe con los Acuerdos de Lancaster House de 1979. Todos estos acuerdos incluyeron medidas para garantizar el pleno reconocimiento de la soberanía nacional y el derecho de la auto-determinación del pueblo liberado, la transferencia de poder de una manera consensuada y programada que iba a permitir la salida pacífica en cada caso de cientos de miles de colonos. También incluyeron medidas para el traslado adecuado de las funciones administrativas, la renovación ordenada de la policía nacional y las fuerzas armadas y un manejo equilibrado de la redistribución de tierras y propiedades. Los acuerdos también incluyeron amnistías para los hechos que ocurrieron antes de su firma, y garantías de la protección y no discriminación contra los colonos que decidieron quedarse.

En todos los casos, los correspondientes gobiernos metropolitanos aceptaron el derecho a sus antiguas colonias a la independencia. En Francia, el Presidente De Gaulle enfrentó una violenta rebelión terrorista derechista contra su decisión de acordar la independencia de Argelia en 1962. Fue el derrocamiento en 1974 del gobierno fascista en Portugal por la Revolución de los Claveles que permitió el nuevo gobierno socialista portugués acordar la paz en Angola y Mozambique. Y en el caso de Zimbabwe fue el decidido apoyo del gobierno británico del Partido Laborista que acordó la decisión de facilitar la independencia de Zimbabwe en 1980 a pesar de la resistencia del régimen de los rebeldes colonos racistas.

Para el momento, el caso de Palestina es distinto, todavía más complejo y desafiante, porque el gobierno israelí tiene el apoyo incondicional del gobierno estadounidense que ocupa el papel del estado metropolitano que sostiene el régimen colonial sionista en Israel. A estas alturas los gobiernos de los países de la Unión Europea son prácticamente irrelevantes porque siguen los ordenes de las élites yanquís. De todos modos, con la derrota estratégica ya sufrido por Estados Unidos y sus subordinadas europeas en Ucrania, el tiempo favorece la causa Palestina, lo cual explica la decisión israelí de intensificar el ritmo de sus masacres genocidas ante la ofensiva palestina del pasado día 7 de octubre.

Sea cual sea la resolución finalmente negociada para garantizar alguna medida de justicia al pueblo palestina, de dos estados o de un estado, los temas más intrincados van a ser del mismo tipo que en los procesos de la descolonización anteriores. Principalmente estos son el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación en su territorio nacional y la recuperación de su territorio nacional de la ocupación sionista. La propuesta del movimiento palestino Hamas en este momento es de un alto al fuego, la apertura de las fronteras, especialmente con Egipto, y un intercambio de presos. Los dirigentes palestinos esperan establecer un proceso de paz político que culmina en un estado palestino independiente con su capital en Jerusalén y el derecho a la autodeterminación.

Parece inevitable en el contexto histórico actual del desarrollo de un mundo multicéntrico que la lógica de la descolonización de una u otra manera va a prevalecer en el caso de Palestina. Queda a ver como se resolverán los profundos dilemas en relación al derecho al retorno de los millones de familias palestinas desplazadas durante décadas por la limpieza étnica sionista. Las y los colonos sionistas van a tener que aceptar salir de las tierras que usurparon. Las personas entre ellas y ellos que no aguantan estar en una estado que reconoce sus contrapartes palestino como iguales van a tener que volver de dónde originaron, igual cómo pasó en Angola, Argelia, Mozambique y Zimbabue.

Serán enormes y profundos los cambios políticos e institucionales que todas las partes van a tener que facilitar y asimilar. Entre ellos figura el colosal desafío de cómo sera posible para las familias palestinas superar las inimaginables secuelas psicosociales del dolor y la injusticia que han sufrido durante más de un siglo. Al final, todos los antecedentes de la descolonización demuestran que es inevitable que Palestina sera libre gracias, como en todas las luchas por la liberación nacional, a la fortaleza extraordinaria y la insuperable resistencia de su pueblo.

Fuente: Portal Alba

Palestina. Luis Britto García.

Complejo tema el de las relaciones consigo misma de una Humanidad única que se siente escindida por infinidad de divisorias económicas, políticas, sociales, culturales, estratégicas, algunas fácticas, otras imaginarias, siempre relevantes.

Comencemos por la agenda del antisemitismo, tema esgrimido como arma retórica de destrucción masiva con la cual se pretende a veces tener razón sin suministrar argumentos. Según la Biblia, era Sem uno de los hijos de Noé, reprobado por haberse burlado de la embriaguez de su padre. De él descenderían los pueblos que hablan lenguas semíticas vinculadas con el hebreo, tales como el arameo, el asiri, el babilonio, el sirio, el fenicio y el cananeo, el cual incluye a  las lenguas del Cercano Oriente, entre ellas el árabe. Por extensión, se acostumbra a discriminar como semitas a los pueblos del Islam.

Por tanto, tan antisemita es quien discrimina o persigue judíos, como el que persigue, discrimina o extermina musulmanes y árabes.

Las razas no existen, decía ya José Martí. Ninguna peculiaridad genética nos vincula con un credo religioso o político. Nuestras opiniones y creencias son inculcadas socialmente o desarrolladas de manera interna a partir de experiencias y razonamientos.

El  poder, la riqueza y la  religión heredadas  destruyen la igualdad e imposibilitan  la convivencia.  El historiador hebreo Schlomo Sand, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Tel Aviv, parece haber demostrado que la mayoría de quienes actualmente profesan el judaísmo  no descienden genéticamente de los antiguos pobladores de Judea, sino que fueron convertidos a dicha religión mediante intenso proselitismo en Europa, África y Asia, y entre otras muchas regiones en España, Holanda, La Meca, la Península Arábiga y Yemen.

Los hebreos son una Nación, en cuanto grupo humano que comparte un conjunto de valores culturales y aspira a que éstos perduren, al igual que son naciones todos los pueblos de la tierra.

Toda Nación tiene el derecho de aspirar a constituirse en Estado, pero todo Estado tiene asimismo el derecho de resistirse a ser destruido al extremo de que sus habitantes queden reducidos a nación.

Israel sólo  tuvo un Estado propio entre el reino de David y la conquista asiria, los años 1000  y 722 antes de Cristo, vale decir, hace unos 3.000 años.

 Por el tratado secreto Sykes-Picot, Francia, Rusia e Inglaterra se comprometieron en 1917 a repartirse los territorios del Oriente Próximo que habían estado bajo  dominio de Turquía. El mismo año,  la Declaración Balfour afirmó que ”El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo”. La ocupación británica se prolongó hasta 1947, cuando fue sustituida por la ocupación de la ONU, que planteó crear dos Estados, uno árabe y otro judío.

Para ninguno de estos tratados, declaraciones ni planes donaron las potencias que los redactaron ni un centímetro de territorio propio: acordaron sacrificarles el territorio de Palestina, sin consultar tampoco a los palestinos, legítimos habitantes y poseedores continuos, ininterrumpidos e inmemoriales del mismo.

El disparate de retrotraer Palestina –pero no a las potencias ocupantes- a una mítica situación geopolítica de hace tres milenios, sólo podía imponerse por la fuerza. En 1948 los armados colonos israelíes agredieron Palestina, usurparon 78% del territorio, expulsaron 780.000 lugareños, les robaron sus bienes, y tras sucesivas victorias militares la convirtieron en el campo de concentración más grande del mundo, limitado por laberintos de infranqueables murallas y regido por el apartheid, un estatuto de discriminación repetidamente condenado por las organizaciones internacionales.

Visité las  fronteras llenas de ametralladas edificaciones y los campos de refugiados del éxodo palestino en Líbano, zonas de agobiante hacinamiento, con callejuelas de un metro de ancho y pobladores a quienes se prohíbe ejercer unas ochenta profesiones en el país que los acoge. De una docena de millones de palestinos, más de la mitad ha sido forzada a vivir fuera de su patria.

Quienes se proclaman instrumentos de Dios usualmente usan a Dios como instrumento. Lo que se debate en Palestina no es la primacía entre  dos religiones que adoran al mismo Dios con rituales diferentes, sino la agresión armada  del colonialismo contra pueblos que se niegan a ser colonizados y recolonizados.

Kennedy planteó una “relación especial” con Israel. Desde el gobierno de Lyndon Johnson, dicho país es continua e infatigablemente apoyado, asistido, financiado y armado por Estados Unidos y la OTAN a fin de mantener una cuña militar que  facilite la rapiña sobre la energía fósil del Oriente Próximo. El secretario de Estado de Ronald Reagan, Alexander Haig, declaró que “Israel es el mayor portaaviones estadounidense, es insumergible, no lleva soldados estadounidenses y está ubicado en una región crítica para la seguridad nacional de Estados Unidos”.

Declaró Biden que su apoyo a Israel es “sólido como una roca e inquebrantable”. Gracias a ello, el sionismo detenta unos 400 artefactos nucleares. Aviones, bombas y cohetes de la gran potencia norteña arrasan la bloqueada Gaza a pesar de que las leyes yankis vetan utilizarlos contra civiles; dos portaaviones suyos cercan la costa, unos dos mil soldados han sido destacados a la región.

Desmantelado por las guerras, o considerado apenas  “protoestado”, el Estado de Palestina fue reconocido como tal por la mayoría de los países de la  ONU en 2012, y desde entonces numerosos miembros se han sumado al reconocimiento.

Advierte el lugar común que la primera víctima de un conflicto es la verdad. Ya contra Gaza acumulan infundios las agencias noticiosas; creerlas es cerrar filas con los agresores.

No hay guerra sin atrocidades porque no hay mayor atrocidad que la guerra. Podemos entender aunque no excusar las extralimitaciones de la víctima, pero no legitimar las del verdugo.

Mueve a solidaridad hacia un pueblo el cúmulo de atrocidades cometidas en su contra. Nadie más merecedor de ella que el palestino, víctima de casi todos los crímenes y autor apenas del delito de defenderse.

Texto: Luis Britto García

Y en eso volvió Chávez a Ferro: Aquí no se rinde nadie.

El sábado 19 de agosto, el comandante Chávez regresó a las canchas del fútbol argentino. Lo hizo en una bandera cargada de simbolismos, durante el partido entre el local, Ferro Carril Oeste, e Independiente Rivadavia, de la provincia de Mendoza. El cotejo correspondió a la 26º fecha de la Primera Nacional, la segunda categoría de fútbol de los campeones del mundo.

Bautismo de fuego, frente a dueño de canal que catapultó a Milei

Ferro, séptimo en su grupo, terminó empatando 1-1 con Independiente Rivadavia, escolta y a un punto del líder. El club mendocino es presidido por Daniel Vila, empresario que también dirige al Grupo América. Este conglomerado mediático reúne canales de tv, radios, diarios y webs.

Vila estuvo en la cancha, sobre el lateral del campo de juego destinado a los directivos del club visitante. Sobre el lateral opuesto colgaba la bandera, en la parte central de la platea techada del estadio Arqto. Ricardo Etcheverry. Así las cosas, el «trapo» debutó enfrentando a un duro rival y ante los ojos de quien dirige al grupo mediático que lanzó al estrellato a «el loco» Javier Milei. Un agresivo y ajustador fundamentalista del mercado, que supo canalizar enojos y hartazgos de sectores empobrecidos no escuchados por los últimos dos gobiernos nacionales.

Aquí no se rinde nadie” verdolaga

La frase es el alma del “trapo”. Es un grito con historia. La arenga emerge desde el medio del escudo del club. Un llamado que atraviesa a los hinchas de Ferro. Los más grandes, aún recuerdan no doblegarse ante los descensos -seguidos de ascensos- en los ´50, ´60 y ´70 del siglo pasado.   

Durante su época de oro, los ´80, el no rendirse ante los robos arbitrales -y las campañas mediáticas- llevó a Oeste a coronarse dos vences campeón nacional. Tras la dolorosa quiebra de la centenaria institución en 2002 -impacto de la profunda crisis neoliberal de 2001-, el no claudicar verdolaga derrotó gerenciamientos turbios, espurios manejos judiciales, motorizó a los socios a recuperar el club en 2014 y también su intensa y pujante recuperación.

Hoy, la emblemática frase embandera la larga marcha por el ascenso a Primera. El bautismo del trapo “en el templo” fue publicado en las redes por medios partidarios como la Ferroweb y Ferrocarriloest. El 4 de septiembre debutó en la popular, acompañando un contundente 3-0 frente a Mitre, de Santiago del Estero. La Banda de mi Barrio la colgó junto al banderín del corner y le dedicó un posteo agitando la arenga.

Aquí no se rinde nadie”, sus raíces

El “aquí no se rinde nadie” tiene una profunda carga histórica de pueblos en lucha. Volvió a escena a principios del milenio, en la voz de Hugo Chávez. El presidente venezolano, enfrentando violentos intentos de desestabilización, arengó a su pueblo en una repleta avenida Bolívar: “Aquí no se rinde nadie, aquí no se cansa nadie. Rendirse es traición, cansarse es falta de conciencia».

Asimismo, casi medio siglo antes, esa consigna fue vital en los inicios de la Revolución Cubana. En Alegría de Pío, el ejército batistiano emboscó a una extenueda tropa insurgente. Rodeados, bajo fuego enemigo, surgió el grito de resistencia: «Aquí no se rinde nadie, ¡carajo!» La frase quedó registrada por la pluma del Che Guevara en su libro Pasajes de la Guerra Revolucionaria.

Bandera verdolaga, malvinense y antiimperialista

No es exagerado ver antiimperialismo en la bandera. No sólo por las raíces resilientes y combativas de la emblemática frase. Sumemos la presencia de la icónica mirada del líder bolivariano, llenando la parte superior del escudo. Hay quienes no identifican al Comandante Chávez y asumen que se trata de un veterano de Malvinas, acompañando la silueta de las Islas; resplandecientes sobre el verde y centradas debajo de la consiga.
 
Además, hay un significativo antecedente antiimperialista de la hinchada verdolaga. La final del Nacional de 1982, primer título del club, fue jugada pocos días después del fin de la guerra en las Malvinas. En una fría tarde de invierno, la barra de Ferro quemó una bandera británica y otra norteamericana, repudiando el accionar de las potencias occidentales en las Islas.

Actualmente, y desde hace algunos años, distintos grupos de hinchas llevan banderas autorreferenciales de Ferro Antifacista, de Ferro Feminista y de Los Troskos del Oeste. Incluso, los y las verdolagas, en amplia mayoría de sectores medios, reconocen como máximo ídolo y símbolo del club a Gerónimo “Cacho” Saccardi. Aguerrido caudillo del equipo, guerrero romántico, siempre priorizó los valores humanos sobre el dinero, siendo calificado por un medio del establishment como “futbolista antisistema”.

y en eso volvió Chávez

Con la imagen de sus ojos enmarcada en el escudo, más de uno vio a otro antisistema -latinoamericano, de impacto mundial- regresar a la misma cancha donde lo vieron jugar un importante partido. En 2007, el presidente norteamericano George W. Bush iniciaba una gira regional en Uruguay. En respuesta a “mister danger”, el 9 de marzo, el líder bolivariano le puso el cuerpo a la contragira en el “templo de madera”. Las Madres de Plaza de Mayo organizaron el acto antiimperialista en el barrio de Caballito, centro geográfico de la capital argentina. Más de 30.000 personas colmaron el estadio verdolaga, en el que terminó siendo su último acto multitudinario en Argentina.

 

Los invictos, los 28 de julio y los trabajadores

La condición de invicto expresa invencibilidad. El Ferro Campeón Nacional de 1982, alcanzó ese plus, como sólo 4 campeones en la historia argentina. En aquel torneo cosechó 16 victorias y 6 empates, marcó 50 goles, recibió sólo 13 y tuvo al goleador del campeonato, el «negro» Juárez, con 22 tantos. Otro invicto histórico, mucho más difícil de lograr, es el de Hugo Chávez. Emergiendo desde el pueblo durante la crisis del modelo “puntofijista” y propiciando la democracia participativa y protagónica, ganó por mayoría todas las elecciones presidenciales que disputó: 1998, 2000, referéndum 2004, 2006 y 2012.

Casualidad o no, el actual retorno de la imagen del líder bolivariano a las canchas del fútbol argentino fue en el club fundado exactamente 50 años antes de su nacimiento. Un 28 de julio, de 1954, un humilde matrimonio de trabajadores de la educación parió al “arañero” en Sabaneta. Otro 28 de julio, de 1904, obreros ferroviarios iniciaron la vida de la institución de Caballito. Como nota de color, también fueron laburantes, irlandeses, quienes en 1910 crearon la camiseta «verde nilo», desplazando el blanco y rojo impuesto por los gerentes ingleses.

De resiliencias y persistencias

En 2013, varias hinchadas colgaron trapos en las tribunas expresando su apoyo al Comandante venezolano durante su convalecencia o lamentando su desaparición física, como la de Tigre en el norte bonaerense, la de Newell´s en Rosario, la de San Martin de Tucumán.

Hoy, una década después, la novedad de la bandera verdolaga es que recupera su impronta, en medio de una creciente incertidumbre doméstica, nacional, internacional. Una impronta que aparece muy lejana en la “real politik” de muchas organizaciones; pero, simultáneamente, esperanzadora en los rostros de quienes reconocían la icónica mirada de Chávez.

Quiso el destino que el retorno del antiimperialista bolivariano a Ferro se produjese a menos de una semana del triunfo electoral en las primarias abiertas y obligatorias de «el loco» agitador neoliberal. Y frente a uno de los dueños del conglomerado mediático que lo catapultó a la fama. En estas circunstancias, el “aquí no se rinde nadie” también puede ser interpretado como una arenga para enfrentar lo que está pasando en Argentina.

Fotografia gentileza Oscar de la Vega

Gabriel Jiménez Emán y Los dientes de Raquel. Medio siglo de literatura

En 2023 se cumplen cincuenta años de la edición de la primera obra literaria de Gabriel Jiménez Emán, un volumen de microrrelatos que pronto adquirió relevancia entre lectores y críticos el mismo año de su publicación, 1973: Los dientes de Raquel. Salvador Garmendia, Ludovico Silva, Jesús Serra, Luis Britto García, Julio Miranda, Lubio Cardozo y otros se sumaron por aquellos años al reconocimiento de la obra, y desde entonces el escritor no ha cesado de brindar otros libros de microficcion, novelas, ensayos, artículos y cuentos a la literatura venezolana, complementando esta labor con ediciones antológicas de cuentos, poemas y ensayos literarios venezolanos, además de trabajos sobre filosofía, cine y música, en diversas editoriales de Venezuela y el extranjero. Su consecuente trabajo en el campo de las letras a partir de entonces y hasta el siglo XXI le hicieron acreedor del Premio Nacional de Literatura de Venezuela en el año 2019, por el conjunto de su obra.

En este año 2023 varias instituciones y personalidades del mundo cultural y literario unen esfuerzos para celebrar el medio siglo en la literatura y la cultura venezolana de este notable escritor nuestro nacido en Caracas en 1950, que ha hecho vida en varios estados de Venezuela, reconocido fuera de nuestras fronteras como referente del microrrelato, el cuento y la novela corta, traducido a varios idiomas y seleccionado en numerosas antologías de otros países. Ha complementado su labor creativa con sus trabajos como traductor del idioma ingles, editor y conferencista en diversas universidades e instituciones públicas y privadas de Venezuela y el extranjero, y como coordinador de talleres y cátedras en la Universidad Central de Venezuela, Universidad de los Andes y Universidad de los llanos Ezequiel Zamora. Invitado a conferencias magistrales en Universidades de París, Nueva York, Andalucía, Salamanca, Atenas, Oporto y Bogotá; en numerosos congresos y ferias del libro en La Habana, Buenos Aires, Santiago de Chile, México, Bogotá y Quito.

En 2023 se presentarán varias obras inéditas del escritor: el volumen sobre filosofía Del logos moderno a la razón global; el libro autobiográfico La vida en fuga. Retazos de memoria compartida; una novela corta inspirada en la vida del doctor José Gregorio Hernández: Y José Gregorio ascendió a los cielos; un libro de entrevistas al autor con el título de Diálogos de la alteridad; ademas de algunas que otras conversaciones filmadas, cortometrajes, conferencias sobre su obra y una antología de sus microrrelatos.

Comité organizador “Gabriel Jiménez Emán 50 años de trayectoria literaria”

Cien años de la URSS. Luis Britto García

Y allá, en la esteparia lontananza. La Unión Soviética alza su puño de esperanza ¡Camarada, salud!

Aquiles Nazoa

1

Hace ya treinta años, Aníbal Nazoa escribía: “Pronto el mundo comprenderá la inmensa tragedia que significa la disolución de la Unión Soviética”.  Toda la leña que  imperios y  agencias noticiosas han hecho del árbol caído no basta para que se lo olvide. Esa tragedia no concluye ni sus heridas se cierran. Intentemos un balance precario y quizá provisional.

2

El 7 de noviembre de 1917 el partido bolchevique, que apenas contaría con más de 15.000 miembros,  proclama el primer Estado socialista  en el más extenso de los países del mundo: lo que quedaba del retrógrado, oligárquico y desarticulado imperio zarista, tiranizado desde 1613 por la dinastía Romanov. Para demostrar que las revoluciones no son posibles, los países reaccionarios hacen lo imposible. Declarar una Revolución es enfrentar una contrarrevolución interna y una guerra externa acompañada de bloqueo. Así sucedió históricamente incluso contra las revoluciones burguesas de Inglaterra y de Francia. Así ocurrió también con la Revolución Soviética. Desde el primer día de la toma del poder catorce potencias imperiales le declararon la guerra. Estados Unidos la invadió por Alaska,  para sufrir un colosal fiasco. El desbaratado ejército zarista no podía continuar la contienda, y los bolcheviques habían prometido la paz. Para concertarla  con las Potencias Centrales de Alemania, el Imperio Otomano,   el austrohúngaro y Bulgaria, el poder soviético  debió cederles el 3 de marzo de 1918  en el Tratado de Bretz Litovsk los territorios de Estonia, Letonia, Lituania y Polonia y aceptar las independencias de Finlandia, Georgia y Ucrania,  pérdidas que recuperó meses después con la rendición de Alemania. El Ejército Blanco zarista, los terratenientes ricos y la reacción burguesa detonan la guerra civil. Parece que al naciente poder le quedan pocas semanas de vida.

3

Sin embargo, el 30 de diciembre de 1922 representantes de Rusia, Bielorrusia, Transcaucasia y Ucrania proclaman  la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, de acuerdo con el plan de Lenin de crear un estado federativo integrado por repúblicas soberanas e independientes, opuesto al proyecto de Stalin, más centralista.  La naciente Unión  era un Estado Federal en toda la acepción de la palabra. Cada una de las Repúblicas que la integraban tenía su propia constitución, nacionalidad y cultura, y muchas de ellas su religión y lengua propias, así como el derecho constitucional a practicarlas y preservarlas. Su elemento integrador era el plan de tomar el cielo por asalto con las terrenales escaleras del partido de cuadros, la propiedad social de los medios de producción, la planificación socialista, la electrificación y los Soviets o Consejos Obreros.

4

El país atrasado y derruido que nace de los escombros de la Primera Guerra Mundial y debe sufrir el mayor peso de las devastaciones de la Segunda adopta como prioridad el desarrollo económico autónomo, sin el cual devendría  colonia o semicolonia de imperios. No parece factible la tesis de Trotsky de impulsar una Revolución Permanente que se propague como reguero de pólvora por el mundo entero. En 1919 había estallado en Hungria otra Revolución Comunista, que fue rápidamente aplastada. Predomina la propuesta  estalinista  de concentrarse en el Socialismo en un solo País. El Ejército Rojo comandado por Trotsky derrota la contrarrevolución interna; el proletariado dirigido por el Partido Comunista cumple la colectivización del campo y la electrificación de la industria.  La tasa media de crecimiento industrial del zarismo había sido de 3,2% anual entre 1800 y 1810; para 1918 el acosado  poder soviético ya la ha elevado a 6,9%; para 1930 la economía planificada la ha fortalecido hasta 16,5%; a partir de 1941 la destrucción provocada por la agresión nazifascista y sus secuelas la desploman hasta 11,3% en 1954; desde 1959 se estabiliza durante mucho tiempo en 9,15%, una de las más altas del mundo. (Marc Saporta, Soria, Georges (1969) Los dos colosos: USA-URSS.  Librería Editorial Argos, Barcelona. P.299) Estas tasas de desarrollo se mantienen estables, sin padecer las crisis económicas del capitalismo. A tres décadas apenas después de clausurar una autocracia medieval, la Unión Soviética es la segunda potencia del mundo.

5

A pesar de soportar la principal carga destructiva de dos guerras mundiales, la propiedad social de los medios de producción y la planificación estatal no sólo desarrollan la economía: producen artefactos nucleares en 1948; lanzan el primer satélite artificial en 1957; en 1961 ponen en órbita el primer cosmonauta  colocan la primera sonda espacial en Venus, el año siguiente la primera en Marte, en 1966 la primera misión no tripulada  aluniza y transmite desde el satélite,  y luego orbitan las primeras bases espaciales tripuladas. La ciencia se vuelve pasión colectiva de la juventud soviética que plena las universidades gratuitas: se crea una ciudad para la investigación, Novosibirsk. La URSS toma la delantera entre las potencias científicas y tecnológicas.

6

Lo que la planificación centralizada y el trabajo colectivo logran en la industria y en la agricultura colectivizada se traduce en derechos para los trabajadores.  La educación en todos sus niveles y la asistencia médica son gratuitas, en un mundo donde para aquél entonces estaban reservadas para las clases pudientes Se reconoce el derecho a vacaciones, primero de quince días y luego de un mes, lo que era apenas concebible en el mundo capitalista. La URSS garantiza el pleno  empleo, la seguridad social y la jubilación digna a los 55 años para las mujeres y a los 60 para los hombres en tiempos en que gracias a las crisis económicas en el capitalismo tales derechos resultaban utópicos (https://archivo.juventudes.org/nikolai-efimov/5-diferencias-entre-el-sistema-sovi%C3%A9tico-de-pensiones-y-el-sistema-capitalista). Se garantiza la igualdad de oportunidades y de remuneración  de las mujeres  con los varones;  el matrimonio puede disolverse a petición de cualquiera de las partes; se despenalizan la homosexualidad y el aborto;  desde 1917 se concede una licencia por maternidad que a la larga se extiende por tres años (https://sputniknews.lat › Noticias). Estos derechos no sólo son reconocidos sino además satisfechos en lo posible en un país duramente golpeado por la contrarrevolución zarista, las guerras mundiales y el interminable bloqueo y la carrera armamentista impuesta por la Guerra Fría. No se implantan el derroche ni el consumismo. La producción  cubre las necesidades fundamentales de una vida austera e igualitaria en un país repetidamente destruido y asediado. Esto no ocurre sin errores, retrocesos ni tropiezos, pero los resultados son ejemplares, y sirven de modelo para posteriores reivindicaciones en el mundo capitalista.

Texto Luis Britto García

Chávez es una pasión incontrolable.

Por: Patrick Mettelus.

Esa vibración que llamamos Chávez, tiene el tamaño de la olimpiada de fútbol del año 1924 en París, en una época donde ese deporte era sólo para la élite europea, hasta ese torneo donde participó por primera vez un equipo criollo latinoamericano, el de Uruguay, el cual dominó la competencia y ganó con toda claridad, fortaleciendo así la criollización del balompié. ¡Allí se desató la alegría! los criollos demostraron que el fútbol no es para los grupos oligárquicos dominantes, sino que el fútbol es un fenómeno cultural de masas, igual que Chávez.

Haití, marzo 2007

Todo comenzó con llamadas y mensajes para cuadrar un partido de fútbol con mis amigos en Puerto Príncipe, un amigo que había confirmado su participación me llamó para informarme que el país iba a conocer una sorpresa: Chávez llegaría a Haití en unos minutos ¡wow! que partidazo. Para mí y para muchos de mis compañeros, decir Chávez y fútbol es lo mismo, es una sola pasión. Faite comme chez vous!

Llegamos al aeropuerto Toussaint Louverture, y en pocos minutos vimos pasar un avión por el cielo de Haití y todos gritábamos: wey li rive (llegó). Ese día, tanto la prensa local como la internacional nos castigaron con la información, ni una gota de noticia se publicó en sus medios de comunicación, no han querido que sepamos que Chávez visitaría nuestro país. Bueno, el que cuestiona la sabiduría del pueblo cuestionará la sabiduría de Dios.

Chávez peyi a se pou ou kale boudaw jan vle (Chávez, estás en tu casa, puedes hacer lo que quieras) clamaba el pueblo. Chávez, al salir del aeropuerto encontró una masa humana que le estaba esperando. Allí gritamos, saltamos y cantamos al ver la presencia del Gigante. –¿Que está diciendo la gente?– preguntó Chávez –No chico, no puedo quedarme dentro de una camioneta sin disfrutar toda esa camaradería– La verdad es que eso fue un fenómeno del que me acuerdo casi todo.

El comandante salió de la camioneta, allí comenzó mi partido. Ya el líder empezó a patear con nosotros –Wey¡ sak pa kontan anbake–(el que no está de acuerdo, que se vaya) gritaba la gente mientras sentíamos que estábamos en un partido de fútbol donde la meta final es ganar y, en ese momento, sólo metíamos el gol si tacábamos a Chávez. Pasamos más de media hora pateando, gritamos mucho y cada persona que llegaba a tocar a Chávez sentía que era un gol a favor de nuestro equipo. En cada rincón se veía una bandera de Venezuela y se escuchaba ¡Viva Chávez!, la gente aplaudiendo y contenta.

No soy bueno contando historias, pero espero que ustedes puedan imaginar ese día, el Presidente corrió junto al pueblo desde el aeropuerto internacional Toussaint Louverture hasta la embajada de Venezuela, la cual quedaba en esa época en el Bicentenario Nacional de Haití, al frente de la plaza de la Naciones Unidas, un trayecto similar al del Hospital Militar de Caracas hasta la Academia Militar de Venezuela.

Dios mío, yo quería hacer un gol también, casi estábamos llegando y si Chávez se subía a la camioneta no podía hacerlo, aunque ganaríamos el partido, sentía que faltaba un gol más. Llegamos a la embajada y Chávez entró, ¡yo me sentía como un mal jugador! Todos habían tocado a Chávez pero yo no. La policía no dejaba a nadie entrar, ¡era el fin del partido! Todos estaban celebrando pero yo no, porque no había tocado a Chávez ¡Qué tristeza! Me sentía como si estuviera en un penal al minuto 90, con el partido cero a cero y de repente siento un viento de esperanza, el árbitro da el silbato: A fuera de la embajada hay una gente de Telesur sin poder entrar –¡viene mi momento de ver a Chávez, no debo fallar!– Ese era el gol de la alegría, el gol que todos estaban esperando. Chávez es una pasión inconfundible. Converse con el periodista de Telesur, con el cual había hecho trabajos anteriormente, y el me invitó sin problema a acompañarlo; caminamos hacia el Gigante, quien al vernos me saludó como si me conociera de toda la vida, cariñosa y efusivamente estrechó mi mano y me dio un abrazo –Eeeepa ¿cómo estas?– pero no pudimos conversar mucho porque yo no hablaba bien el español, simplemente sentí una gran alegría de haber podido conocer al nuevo Libertador de estas tierras.

Patrick Mettelus, es productor de televisión, fundador del movimiento inmigrante haitiano en Venezuela “Movimiento Soleil”, Miembro del Frente Nacional de Países Hermanos, productor de Vive Tv.

 

Nota publicada en el libro Chávez es fútbol 

Haití: ¿catástrofe natural o miseria planificada?

Por: Gabriel Belén.

En el mes de marzo del año 2000 sesenta haitianos se lanzaron a las aguas del mar Caribe en un barquito de morondanga. Los sesenta murieron ahogados. Como era una noticia de rutina nadie se enteró, pero esos sesenta haitianos habían sido cultivadores de arroz, y los cultivadores de arroz habían sido en Haití condenados a convertirse en balseros, en mendigos, desde que el FMI prohibió los subsidios que el Estado proporcionaba al arroz nacional. El FMI, que es un organismo bastante distraído, se olvidó de prohibir los subsidios al arroz que el gobierno de los EEUU otorga a la producción nacional…y ahora Haití compra su arroz en los EEUU.”  Eduardo Galeano

Allá por la segunda mitad del siglo XIX el médico estadounidense Samuel Cartwright llamó “Drapetomanía” a una enfermedad que azotaba al mundo y amenazaba el perfecto y natural estado de las cosas. Según su diagnóstico, era un padecimiento que sólo los esclavos negros sufrían, un desorden mental que les impedía aceptar su esclavitud y los empujaba a pagar aún con el precio de la muerte su libertad.
En el año 1804, luego de 35 años de revolución, pagando el precio de la muerte de una tercera parte de la población, los esclavos de la antigua colonia francesa lograron romper las cadenas que los hacían esclavos y alcanzaron su independencia. Y aunque la mayoría de las enciclopedias omitan este hecho, fue Haití y no Inglaterra el primer país que abolió la esclavitud en el mundo. Mientras tanto desde EEUU, donde entendían que no necesariamente la verdad evidente de que “todos los hombres son creados iguales” incluía a los negros y por eso la esclavitud seguía de moda, Thomas Jefferson, presidente y dueño de esclavos, consecuente con el apoyo financiero que George Washington había dado a los franceses durante la Revolución Haitiana, apoyó el intento de recolonización de Napoleón Bonaparte. Pero el pueblo haitiano volvió a triunfar y EEUU tuvo que contentarse con adherir al bloqueo económico contra la revolución que pregonaron las principales potencias imperiales y negar su reconocimiento a la independencia haitiana. Francia lo hizo en 1825, los británicos en 1839, pero EEUU tuvo que meditarlo casi 60 años (1862) para entender la idea de una república en donde los negros caminaran sin cadenas. Esa dificultad de entendimiento la expondría claramente el Secretario de Estados norteamericano, James Madison, en 1805: “La existencia de un pueblo negro en armas, (…) es un espectáculo horrible para todas las naciones blancas”.
Una vez meditada y reconocida su independencia, cuando en 1872 barcos de guerra alemanes obligaron a pagar reclamaciones financieras a Haití, los haitianos pidieron ayuda a EEUU, aduciendo la Doctrina Monroe, la que decía que EEUU no permitiría ninguna intromisión de las potencias europeas sobre territorio americano. Sin embargo, el presidente norteamericano Ulyses Grant hizo oídos sordos.
En 1888 la marina de EEUU decidió bloquear las costas haitianas para “persuadir” a que sea liberada una nave estadounidense que había violado sus leyes. En 1891 bloqueó nuevamente esas costas, esta vez para que el gobierno le permita instalar una base naval en Molé de Saint – Nicholas. El curriculum diplomático estadounidense es impactante: entre 1857 y 1900, EEUU intervino diecinueve veces contra Haití, por motivos que, aún no se sabe si por algún extraño azar o su “Destino Manifiesto”, siempre favorecieron los intereses estadounidenses en la isla.
En 1910 desde Washington impusieron un crédito de la Casa Speyer and Co y del National City Bank, así como el Contrato Mac Donald. Esto hizo que Haití perdiera su soberanía financiera y que los grandes pulpos norteamericanos pudieran monopolizar la economía. Años más tarde, Woodrow Wilson, en un acto de sentimentalismo, produjo la ocupación militar de la capital de Haití para “ayudar” a que se resolvieran los conflictos legales en los que se habían metido los monopolios norteamericanos.
En 1915, luego de presiones económico-políticas por parte de EEUU, fue derrocado el presidente de Haití Davilmar Tréodore. Su sucesor, el general Vilbrum Sam, ordenó la masacre de decenas de presos políticos, quien fue luego ajusticiado en la vía pública. Esto, y el supuesto plan del Kaiser de invadir Haití, fue un perfecto pretexto para que Woodrow Wilson se anticipara ante dichos peligros y otorgara el perfecto remedio: una sangrienta ocupación militar que duraría dos décadas. Durante la ocupación, la infantería de Marina estadounidense y sus aliados haitianos masacraron a la resistencia popular campesina. Para no aburrirse, no dejaron de bombardear diversas zonas rurales y a la población civil asentada en ellas. En 1934, luego de cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros, el ejército norteamericano volvió momentáneamente a casa. Robert Lansing, secretario de Estado, aportando al diagnóstico que Cartwright había realizado, justificaba la ocupación: el pueblo haitiano tiene “una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización”.
En 1937, el dictador de República Dominicana Rafael Leónidas Trujillo ejecutó a sangre fría a 25.000 haitianos. EEUU quiso ayudar y organizó una reunión entre las partes. Gracias a los esfuerzos de la diplomacia estadounidense se hizo justicia: Haití recibió una indemnización de veintinueve dólares por cada uno de los 18.000 haitianos que habían sido asesinados. (1)

En 1950 la Casa Blanca apoyó el golpe militar que puso a Paul Magloire en el poder de Haití. En 1957 EEUU dio una amistosa bienvenida a Francois Duvalier (“Papa Doc”), quien se mantuvo en el poder masacrando y empobreciendo al pueblo haitiano hasta su pacífica muerte por causa natural en 1971, cuando su hijo de sólo 19 años de edad, Jean-Claude Duvalier (“Baby Doc”), también bendecido por EEUU, heredó el “trono democrático” y continuó la masacre hasta 1986. En ese mismo año, luego de una rebelión popular, EEUU y Francia acordaron ayudar a Haití, esta vez acelerando los trámites de la impune salida del dictador.
En 1987 el batallón Leopardo de las Fuerzas Armadas de Haití (casualmente entrenado por los EEUU) junto a Escuadrones de la Muerte, ejecutaron a más de mil campesinos, así como también al líder del Movimiento Democrático para la Liberación de Haití, Louis-Engene Athis. Ese hecho hoy se recuerda como la Masacre de Jean Rabel, y en su momento fue aplaudido por la Casa Blanca y premiado duplicando su ayuda financiera y educación militar.
Pese a la injerencia sistemática que venía realizando hace más de dos siglos, en 1988 la Casa Blanca se negó enfáticamente a intervenir en los “asuntos internos” de Haití. El general Henri Namphy, en un “acto de soberanía”, derogaba la Constitución aprobada por referéndum en 1987 y reprimía brutalmente a la población. Como parte de su paquete de ayuda humanitaria, Washington endureció las políticas inmigratorias para con los emigrantes haitianos que, huyendo de la represión, se dirigían hacia EEUU.
En febrero de 1990 Jean-Bertand Aristide, ex-sacerdote identificado con la teología de la liberación, fue electo presidente con el 67.5% de los votos, siendo de esta manera el primer presidente democráticamente elegido en la historia de su país. Cuando Aristide asumió el Gobierno en 1991, propuso aumentar el salario mínimo de 1,76 a 2,94 dólares por día, pero la Agencia para la Inversión y el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) se opuso a esta propuesta, con el argumento de que significaría una “grave distorsión” del costo de la mano de obra. Meses más tarde Aristide fue víctima de un golpe de Estado perpetuado por Raúl Cedras y apoyado por la administración Bush a través de la CIA. Una nefasta dictadura que dejó un saldo de 5.000 muertos y desaparecidos.
En 1994 se organizó desde Washington la salida de la junta militar y el regreso del presidente, quien terminó su mandato bajo las órdenes de la operación “Restaurar la Democracia”, cuya principal preocupación fue que no se vuelva a criticar y estigmatizar al capitalismo así como también asegurar la fiel obediencia de cada una de las “recomendaciones” del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En las elecciones presidenciales de 1996, René Préval, ex primer ministro de Aristide, obtuvo la victoria con el 88% de los votos. El nuevo presidente, de formación izquierdista y progresista, se retiró de los lineamientos del sistema económico liberal, aunque continuó con la campaña de privatizaciones de varias empresas gubernamentales, debido a las constantes presiones del FMI.
En octubre del año 2000, oficiales al mando de Guy Philippe organizaron un fallido golpe de Estado. Guy Philippe, policía haitíano entrenado a comienzos de 1990 en Ecuador por las fuerzas especiales de Estados Unidos, el mismo que en algún momento se declaró admirador del dictador chileno Augusto Pinochet, se refugió en la embajada de los Estados Unidos en Puerto-Príncipe.
Una vez finalizado el mandato de René Préval en 2001, fue elegido Aristide nuevamente, ahora con el 91% de los sufragios. En 2003, el francés Regis Debray, quien delató durante la campaña de Bolivia la posición del revolucionario Ernesto “Che” Guevara (traición que llevaría a este último a su muerte), y luego liberado gracias a la ayuda del gobierno francés, exige la renuncia del presidente, quien se niega.
En febrero de 2004 entró en juego la operación “mañana seguro” del departamento de estado norteamericano: envío de tropas con la excusa de proteger su embajada y la democracia en Haití. El 29 de febrero se consumó el secuestro de Aristide por parte de tropas norteamericanas, en donde sacaron del país al presidente desconociendo el voto de la mayoría de la población. Los gobiernos de las Naciones Unidas avalaron el secuestro. Sólo algunos gobiernos, como el de Venezuela y Sudáfrica, solicitaron una investigación sobre los hechos que originaron la salida del presidente Aristide. Las tropas norteamericanas, luego de dejar cientos de muertos seguidores de Aristide, dejaron la tarea a cargo de la MINUSTAH, quienes combaten a quienes claman por el regreso de su presidente y encarcelan a quienes realizan trabajo social en las comunidades (como Gerar Jean Just en diciembre de 2004). En el 2006, René Préval resultó electo presidente de Haití en una elección organizada y controlada por la ONU.
En la actualidad, Haití está en la posición 150 de 177 países en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Un 80% de la población vive en la pobreza. La mitad de los haitianos no tiene acceso al agua potable. La esperanza de vida es de 50 años. La desigualdad es extrema: el 3 % de los habitantes tiene el 90% de la riqueza de la nación. Tan sólo el 15% de la población está alfabetizada, en donde apenas el 2% termina el ciclo escolar secundario. De aquellos que pueden hacerlo, el 80% emigra en busca de otras alternativas, principalmente hacia EEUU, fuga de cerebros que limita aun más las posibilidades de desarrollo económico del país. Las remesas de aquellos que logran escapar del capitalismo haitiano representan el 40% de su PBI.
Haití es un claro ejemplo de la barbarie que Rosa Luxemburgo profetizó como destino del capitalismo. Una barbarie que ahora los medios de comunicación se esfuerzan en disfrazar como resultado de un terremoto que sólo dio un tiro de gracia a un sistema ya completamente inviable. Luego de más de dos siglos de ocupación, saqueo y muerte, el derrumbe del palacio presidencial no es otra cosa que una metáfora de un Estado que se cae a pedazos y pide a gritos su reconstrucción.
Haití es un pueblo que, pese a la incesante lucha con aquellos que consideran al diagnóstico de Cartwright aún vigente, mantiene intactas sus ansias de libertad y se sigue rebelando aún con el alto precio de la muerte. Por eso, lo que debemos recordar cada vez que prendemos nuestros televisores, es que el horror que hoy vemos en Haití no es la consecuencia de un sismo, sino de lo que el periodista argentino Rodolfo Walsh conceptualizó alguna vez como miseria planificada.

(1). 18.000 muertos fue la cifra reconocida por el dictador Trujillo.


Nota publicada en:

Jacques Roumain: Sucios negros

Por: Jacques Roumain.

Y bien aquí estamos:
nosotros
los negros
los niggers
los sucios negros
no aceptamos más
está claro
se acabó
ser en África
en América
sus negros
sus niggers
sus sucios negros
no aceptamos más
les extraña
decir: sí señó
lustrando sus botas
sí pae
a los misioneros blancos
sí mi amo
cosechando para ustedes
la caña de azúcar
el café
el algodón
el maní
en África
en América
como buenos negros
como pobres negros
como sucios negros
que éramos
que no seremos más
se acabó ya verán
nuestros yes Sir
sí blanco
sí Señor
y
cuidado, cazador
sí, mi Comandante,
cuando nos den la orden
de ametrallar a nuestros hermanos árabes
en Siria
en Túnez
en Marruecos
y a nuestros camaradas blancos huelguistas
reventando de hambre
oprimidos
expoliados
despreciados como nosotros
los negros
los niggers
los sucios negros
Sorpresa
cuando la orquesta de sus cabarets
de rumbas y de blues
les toque algo completamente distinto
que no esperaba la putería hastiada
de sus gigolós y putas endiamantadas
para quienes un negro
no es sino un instrumento
para cantar, claro,
para bailar, of course
para fornicar naturlich
nada sino una mercancía
que se compra y se vende
en el mercado del placer
nada sino un negro
un nigger
un sucio negro
sorpresa
jesúsmaríajosé
sorpresa
cuando atrapemos
riendo terriblemente
al misionero por la barba
para enseñarle a nuestra vez
a patadas en el culo
que nuestros ancestros
no son
Galos
que nos importa un carajo
un Dios que
si es el Padre
entonces es que nosotros
los negros
los niggers
los sucios negros
tenemos que creer que no somos sino sus bastardos
y es inútil gritar
jesúsmaríajosé
como una vieja batea reventada por las mentiras
es necesario
que te enseñemos
lo que cuesta en definitiva
sermonearnos a golpe de látigo y de confíteors
la humildad
la resignación
a nuestra maldita suerte
de negros
de niggers
de sucios negros
Las máquinas de escribir masticarán las órdenes de represión
rechinando los dientes
fusilen
ahorquen
degüellen
a esos negros
a esos niggers
a esos sucios negros
pegados como moscas enloquecidas a la carne
en la tela de araña de las gráficas de las pérdidas de las cotizaciones de la bolsa
los gordos accionistas de compañías mineras y forestales
los propietarios de fábricas de ron y de plantaciones
los propietarios
de negros
de niggers
de sucios negros
y el telégrafo delirará
en nombre de la civilización
en nombre de la religión
en nombre de la latinidad
en nombre de Dios
en nombre de la Trinidad
en nombre de Dios carajo
tropas
aviones
tanques
gases
contra esos negros
esos niggers
esos sucios negros
Demasiado tarde
hasta el corazón de las junglas infernales
retumbará precipitado el terrible tartamudeo
telegráfico de los tam-tam repitiendo incansables
repitiendo
que los negros
no aceptan más
no aceptan más
ser sus niggers
sus sucios negros
demasiado tarde
porque habremos surgido
de las cuevas de ladrones de minas de oro del Congo
y de Sur África
demasiado tarde será demasiado tarde
para impedir en los algodonales de Luisiana
en las centrales azucareras de las Antillas
la cosecha de la venganza
de los negros
de los niggers
de los sucios negros
será demasiado tarde les digo
porque hasta los tam-tam habrán aprendido el lenguaje
de la Internacional
porque habremos escogido nuestro día
el día de los sucios negros
de los sucios indios
de los sucios hindúes
de los sucios indochinos
de los sucios árabes
de los sucios malayos
de los sucios judíos
de los sucios proletarios
Y aquí estamos de pie
todos los condenados de la tierra
todos los justicieros
marchando al asalto de sus cuarteles
y de sus bancos
como un bosque de antorchas fúnebres
para acabar
de
una
vez
por
todas
con este mundo
de negros
de niggers
de sucios negros.

01 / 01 / 1804 Independencia de Haití

Por: Fernando Bossi Rojas.

 

 

La Revolución Francesa y “La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”  eran logros innegables para Francia y para los franceses, pero no así para los esclavos de sus colonias de ultramar. La “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, eran frases vacías para los esclavos de Haití, Martinica o Guadalupe, por ejemplo.

Pero la convulsión en la metrópolis fue el detonante para que la acumulación de tantas injusticias, sufrimientos y explotación estallara en el Caribe francés.

Los negros esclavos eran mayoría absoluta en Saint-Domingue, los amos blancos minoría absoluta. Los mulatos representaban un sector considerable y dentro de ellos había de todo, aquellos que amaban a los blancos despreciando a los negros y aquellos que odiaban a los blancos casi tanto como a los negros. Y había también los que se identificaban o al menos contemplaban con afecto a los negros como también los que sabían que tenían que acercarse a los negros por conveniencia, para presionar a los blancos.

Los amos blancos ante el levantamiento de los esclavos pidieron socorro a la metrópolis. Soldados experimentados, veteranos de las guerras europeas, nada más y nada menos que las tropas de Napoleón Bonaparte atravesaron el Atlántico para sofocar la rebelión de los negros forajidos y zaparrastrosos.

La sorpresa para Charles Victoire Emmanuel Leclerc, el general que comandaba las tropas y que era cuñado de Napoleón, fue que los insurrectos los derrotaron categóricamente, sin contemplación alguna. El general así, humillado y derrotado murió de fiebre amarilla en la isla de la Tortugas sin pena ni gloria. Quien lo sucedió fue otro francés de nombre pomposo: Donatien Marie Joseph de Vimeur, visconde de Rochambeau, quien sería aplastado por las tropas negras en la Batalla de Vertiéres. Las águilas napoleónicas cayeron así derrotadas y no pudieron hacer otra cosa que capitular. Entre fiebre, bala, sable y bayoneta los franceses ya habían dejado más de 50 mil muertos en la isla. El vizconde, al igual que su predecesor, sin pena ni gloria tuvo que emprender el regreso.

Jean Jacques Dessalines, al mando del ejército revolucionario, el 1 de enero de 1804 declaró la independencia de Haití, primer país en proclamarse libre y soberano en América Latina. Los ex esclavos negros habían conquistado el poder por primera vez en la historia del mundo.

¡Gloria eterna al pueblo valiente de Haití!

Fuente: Portal Alba

UCV: La utopía arquitectónica. Luis Britto García

Casi inadvertida pasó la conmemoración de los trescientos años de la Universidad Central de Venezuela, fundada como  Católica y Pontificia Universidad de Caracas el 22 de diciembre de 1721. Sobre su historia mucho habría que comentar; nos limitamos a reflexionar sobre el mensaje arquitectónico implícito en su Ciudad Universitaria, inaugurada en 1954 como sede de una nefasta Conferencia Interamericana de la OEA, que legitimó la intervención de Estados Unidos contra Guatemala.

No nos engañemos pensando que el lenguaje abstracto adoptado en la Ciudad Universitaria no tiene mensaje. En ella podemos vislumbrar los signos de una utopía implícita, no exenta de contradicciones, pero que habla poderosamente mediante espacios,  volúmenes,  texturas y  colores.

     Los pilares de esta construcción utópica son los siguientes:

     1) Seclusión: Toda utopía participa de una separación del resto del mundo, de aislamiento: no en balde Utopía, de Moro, Nueva Atlántida de Francis Bacon; Oceana de Harrington y La isla de Huxley, entre otras, están situadas en islas. Para sede de la Ciudad Universitaria se eligió un espacio que en esa época estaba relativamente lejano del centro de la ciudad para establecer, al margen de la misma y fuera de toda perturbación causada por ella, un circuito de estructuras destinadas a la educación. Se alejaban así del casco central de Caracas  masas de estudiantes que habían irrumpido contra las dictaduras; pero también hay que reconocer que la solución no fue extrema: una de las alternativas planteaba edificar la Ciudad Universitaria en la para entonces remota localidad de El Valle. La decisión intermedia adoptada permitió durante varias décadas un cierto aislamiento suburbano. Es la disposición anticipada por algunos campus universitarios estadounidenses y británicos, pero también por los antiguos claustros medievales, y ensalzada en la novela El Juego de Abalorios de Herman Hesse: el espacio académico aparte del mundo; el sitio del conocer separado del  de vivir, a fin de que cada uno pueda llevar adelante sus dinámicas peculiares y supuestamente diferentes.

     2) Apertura externa: esta  seclusión opera más por la concentración de edificaciones en una zona que por su amurallamiento eficaz contra el exterior. Al igual que Caracas, la Ciudad Universitaria es defendida hacia el Oeste y el Norte por relieves del terreno, pero está abierta hacia el Este y el Sur, apenas separada de la ciudad por ligeras alambradas. Para asegurar un flujo continuo con la urbe, Carlos Raúl Villanueva la dotó de siete accesos para vehículos. Esta permeabilidad del campus habla implícitamente de la creencia en un orden -el de la cultura o el de la coerción- capaz de librar por sí mismo a la Universidad de intrusiones indeseables. Y sin embargo, para reforestar las colinas del Jardín Botánico se debió desalojar por la fuerza a sus ocupantes marginales, y mantener posteriormente una incesante vigilancia armada, mientras que los accesos de la Universidad fueron clausurados y reducidos a tres o convertidos en trincheras, talanqueras y laberintos de obstáculos por las autoridades bárbaras o ignorantes de la socialdemocracia.

     3) Apertura interna: siguiendo el principio anterior, la mayoría de las edificaciones son de fácil y casi libre acceso como si, aquí también, se presupusiera que un orden basado en la cultura o en la coerción bastaría para defenderlas. Una gran cantidad de aulas comunican con los jardines con paredes corredizas de cristal; importantes espacios, como los de la Biblioteca Central o la de Ingeniería o el Paraninfo están cerrados con frágiles vitrales; los escasos muros son eminentemente practicables por su baja altura y por estar hechos en su mayoría de celosías de bloques perforados. Según señala Edward T. Hall, las edificaciones frágiles, como las casas de papel y endebles tabiques de arcilla de los japoneses, presuponen una rígida conformación cultural que impide que los habitantes las destruyan. En la originaria accesibilidad de las edificaciones de la Ciudad Universitaria seguramente presuponía Villanueva la existencia o la próxima aparición de una restricción cultural equiparable.

     4) Estética pública: si las edificaciones de la Ciudad Universitaria parecieran ofrecerse a todo el que quisiera visitarlas, sus obras de arte se imponen incluso al transeúnte indiferente. Muy pocas están encerradas en espacios reservados: en su disposición parecería reinar una filosofía del arte para todos y  al alcance de todos, del ennoblecimiento del espacio público, tras la cual alienta una poderosa pulsión democrática. Según expresa su arquitecto, Carlos Raúl Villanueva:

«El ambiente natural de los animales salvajes es la selva. El ambiente natural de las obras artísticas son las plazas, los jardines, los edificios públicos, las fábricas, los aeropuertos: todos los lugares donde el hombre percibe al hombre como a un compañero, como a un asociado, como a una mano que ayuda, como a una esperanza, y no como la flor marchita del aislamiento y la indiferencia» (Villanueva, Carlos Raúl: EscritosColección Espacio y Forma, nro. 13. p.11).

     Y en efecto, esta especie de pedagogía implícita termina por lograr sus frutos en la estética de la ciudad y del mismo país. Pues, como indica Pedro Calzadilla:

“El abstraccionismo y el ensayo de síntesis artístico que desde la Ciudad Universitaria pronto se extendió a toda Caracas, crearon una nueva conciencia de la forma y el espacio; las nuevas técnicas hicieron el resto. La noción o cualidad de escultura como volumen cerrado y fijo perdió vigencia y los géneros, vistos antes como categorías separadas, llegaron a unificarse, limando diferencias y extremos para originar un tipo de arte integral e integrador. Fragmentada la forma, vaciada o perforada la masa del volumen para incluir el espacio rodeante; suprimido el pedestal que confería el prestigio de la escultura a la inercia; creado el movimiento en función de una dinámica que saca al espectador de su rol pasivo y hace del espacio elemento activo, separándolo de su papel de simple fondo; destruida la referencia inevitablemente antropomórfica de la imagen se vio nacer un arte cuya comprensión exigía también admitir que el progreso en arte no está desligado, de ninguna manera, de las transformaciones conceptuales y materiales que se operan con cada nueva era, y aún más, que ese progreso está en deuda no sólo con el espíritu, sino con la tecnología con que cada época ensaya  mejorar la  calidad de la vida!”. (Calzadilla; 1977, 67) CALZADILLA, JUAN y PEDRO BRICEÑO. (1977). Escultura/ Escultores: un libro sobre la escultura en Venezuela. Caracas. Maraven S.A.

La región más transparente de Carlos Fuentes

La región más transparente de Carlos Fuentes es la primera novela mexicana a la que podemos aplicar el término cosmopolitismo, debido a la tesis que sostiene sobre la conformación de la ciudad a partir de diversos orígenes, ideas y clases sociales. Su título proviene de una expresión de Visión de Anáhuac, ensayo que va y viene de la crónica a la viñeta histórica, del poema en prosa a la estampa costumbrista, escrito por Alfonso Reyes, y que sirve como punto de partida a la novela, ya que utiliza la Decena Trágica (acontecimiento histórico con el que culmina el ensayo) como inicio del rumbo que tomará la vida de los moradores. La genealogía desplegada sobre la planicie histórica, preserva la mirada que Fuentes tiene sobre la condición de la ciudad y sus habitantes.

Las mil y un máscaras de cada personaje se bifurcan en el traslúcido horizonte de la ciudad moderna. Algunos críticos sostienen que el protagonista de la novela es la ciudad, sin embargo, ésta es el resultado de la historia y sus habitantes. Los residentes dibujados con imponente textura son el registro de un pasado que retorna eternamente en el futuro, tiempo por el que los fantasmas, a caballo, lucharon en medio de la sonata interpretada frente al paredón. La justicia llegaría con la modernidad, para dejar atrás el hambre y la vileza. El siete de abril de 1958 la ciudad de México aparece en la primera novela de Carlos Fuentes. La región más transparente, es una de las obras más importantes de las letras hispanoamericanas.

Fuente: Enciclopedia de la literatura en México www.elem.mx

¿Arma del poder o instrumento de la democracia?: ‘Futbolítica’ de Ramon Usall

“No hay dictador que se precie que no haya utilizado un club de fútbol como elemento propagandístico”, reflexiona Ramon Usall en el prólogo de su último ensayo “Futbolítica: Una vuelta al mundo a través de clubes políticamente singulares” (Altamarea ediciones).

Si en su obra anterior, “Fútbol y libertad”, galardonada con el premio de ensayo Josep Vallverdú en 2010, pudimos conocer el rol que el fútbol ha jugado en la lucha por la libertad a lo largo de la historia, en este segundo tiempo que es “Futbolítica”, vamos a reconocer en el fútbol una herramienta clave para explicar la historia mundial contemporánea. En este viaje, que pone al fútbol en el foco de las miradas, el sociólogo, historiador y profesor de Ciencias Sociales Ramon Usall encuentra la excusa perfecta para recorrer a lo largo de continentes, países y regiones, las más diversas comunidades que integran esta singular colección.

Autoproclamado un “apasionado de la historia”, Usall, va a exponer a través de un detallado y profundo trabajo de investigación, las diferencias y similitudes de cada uno de los clubes que aparecen en este ensayo, para demostrarnos cómo el constante equilibrio y desequilibrio social y político que vivimos como humanidad, puede ser explicado a través de un deporte que ha marcado a generaciones a lo largo de todo el mundo.

Clubes que explican hechos históricos contemporáneos como la desaparición del Hakoah de Viena por la obsesión del nazismo por perseguir a los judíos; clubes que representan naciones sin Estado como el Al-Wehdat que se consolidó como la voz futbolística de Palestina; clubes utilizados como elementos propagandísticos a favor de las dictaduras como lo fue el Colo-Colo en Chile y clubes como medio para cuestionarlas como lo hizo el Académica de Coimbra en la revuelta estudiantil más importante que se produjo bajo la dictadura portuguesa;clubes al servicio de colonizadores como el Racing Universitario de Argel, uno de los clubes coloniales de la Argelia francesa y clubes que surgen de los intentos de la población nativa para desafiar el poder ejercido como el Esperanza de Túnez, representante de la lucha anticolonial y del deseo liberador de la población musulmana tunecina.

‘Futbolítica’ expone este constante equilibrio y desequilibrio, estas tensiones, censuras y gritos de rebeldía, pero también de dolor, de pérdidas, de comunidades atravesadas por la guerra, la miseria y la desolación. A través de este libro vamos a comprender que la única forma de transformar el fútbol en una herramienta al servicio de la democracia y la libertad, es recordar, recurrir a la historia.

“Un acto de justicia, un acto de memoria” escribe el autor sobre el momento en el que el Club Esportiu Júpiter recuperó su escudo original, luego de la feroz represión de las dictaduras de Franco y Primo de Rivera. Este libro es también un acto de memoria, quienes nos interesamos por entender el por qué, quienes no podemos ni queremos olvidar, sabremos brindarle un lugar en nuestras bibliotecas.

Por: Victoria J. Goldar

Fuente: www.criticaspolares.com

¿Muerte o Resistencia de la Literatura?

Aunque las tecnologías hoy en día arropan gran parte de la cotidianidad, del quehacer y producción del pensamiento, ya décadas atrás el sistema había atacado a la filosofía humana, la propia producción del pensamiento. Concretamente hablando de literatura, ya en 1982, se preguntaba Leslie Fiedler, crítico literario inglés defensor de la literatura Pop, ¿ Qué era la literatura? O sea, ya daba por muerta sin ningún rencor, a la literatura como genero, producto de lo que podía ser ella en el futuro. Ahora que la producción o la seudo producción de literatura vía Internet, whatsapp, twiter y demás aplicaciones actualizadas, vemos y sentimos con mayor fuerza, la muerte de la real literatura, la humana, la sensible, y vemos el resurgir de otro tipo de pensamiento literario.

Es aborrecible como leemos a cada segundo, un verso acartonado, con sabor a plástico, lejos de la poesía misma. Algo similar decía nuestro amigo Rafael Cadenas » Mientras más leo esos poemas, siento que estoy alejado de la poesía». Suscribimos las palabras del poeta larense.

A diario nos zambullen y abarrotan de textos electrónicos, ilustrados en flyer e imágenes artísticas, que en nada ayudan a los pobres versos que los acompañan.

Huérfanos, en silencio y blancos, quedan los cuadernos que solían rayar con notas, pensamientos, ideas, versos pensados, sentidos, vividos. Es triste lo que apenas leemos cada día, en éstos tiempos del siglo XXI. Qué pasó con los buenos talleres de creación literaria? Qué pasó con la lectura de la verdadera poesía? Qué pasó con los colectivos y tertulias literarias? Que ha pasado con las escuelas de Letras de nuestras universidades?. Digno y justo es también afirmar que en los más recónditos suburbios, barrios de Caracas y Barquisimeto, Mérida y Carora, nos hemos encontrado a buenos muchachos, nóbeles poetas, que expresan una extraordinaria improvisación poética, así como una escritura equilibrada con su entorno, con fuerza literaria y sin enmarañados egos que maten sus versos. Entramos en una debacle o al coronamiento del fin de la literatura? Poetas de los años 70, 80 y hasta 90 han caído por temor al olvido, a ser desplazados por la farándula literaria actual, en esos tristes menesteres. Gracias a los viejos libros, a los sobrevivientes aparatos de reproducción musical y hasta el entorno vivencial, aun se encuentran a salvo nuestros buenos poetas, que solemos leer, visitar, citar y acompañar. No queda de otra que seguir oficiando la palabra, vestirla de su propia magia y echarla a andar libremente por los caminos que desee recorrer, incluso por las vías de las nuevas tecnologías, pues ya ellas estarán blindadas de asombros, llevarán una carga fidedigna de leal poesía, inmaculada de sombras y de falsos pensamientos.

Por Neybis Bracho.

El nuevo Plan Cóndor. Geopolítica e imperialismo en América Latina y el Caribe

El único punto de partida epistemológico válido para comprender y sortear los obstáculos de nuestra realidad
son ni más ni menos que los pueblos de América Latina y el Caribe —y no de manera abstracta o dispersa, sino a través de las formas organizadas del pueblo-continente—.

Mucha agua ha corrido bajo el puente desde los tiempos del Maine y desde los golpes de Estado «clásicos» que supimos conocer y sufrir en América Latina y el Caribe a lo largo de los siglos XIX y XX. Sin embargo, Existe una continuidad patente respecto de aquella articulación de dispositivos políticos, militares y comunicacionales puestos al servicio de la intervención y nuestro propio presente geopolítico, aunque las formas y los pretextos de la guerra se hayan desplazado hacia competencias que en otro tiempo tenían una relación más distante con las operaciones estrictamente militares.

El paradigma anterior de intervención dominante, conocido como guerra de «guerra asimétrica», implicaba la confrontación entre fuerzas convencionales (ejércitos regulares nacionales o fuerzas regulares de ocupación) contra fuerzas insurgentes (formaciones guerrillas, organizaciones político-militares de todo tipo, etc). De ahí la doctrina del «enemigo interno» común a las políticas de terrorismo de Estado articuladas en lo que se conoció como el Plan Cóndor —cuando el Pentágono asesoró y articuló a su servicio a las dictaduras militares de América del Sur, en las décadas de 1970 y 1980—, e incluso la idea del «enemigo difuso» tan utilizada para justificar las guerras en Medio Oriente a partir de la década de 1990.

En lo que va de este siglo, y más todavía tras el reto global presentado a la humanidad por la emergencia de la pandemia de COVID-19, la geopolítica parece ya parte de nuestro vocabulario cotidiano. De la geopolítica de las vacunas a la geopolítica del petróleo, de la geopolítica imperialista a la geopolítica de la integración, de la geopolítica del clima a la geopolítica militar; parece en vano intentar comprender algo sin ella. Las tentativas liberacionistas de los pueblos no pueden prescindir de la dimensión geopolítica como una herramienta epistemológica, ni tampoco como una mediación estratégica fundamental. Es notorio que el poder se concentra en el espacio de forma desigual. El espacio será, por lo tanto, un terreno privilegiado de la acción política, ya sea imperial o anti-imperial, colonial o liberadora.

A esta nueva situación global determinada por la emergencia de COVID-19 se suman otros «signos de los tiempos», entre ellos los indicadores cada vez más evidentes de una nueva transición hegemónica global; el desplazamiento del eje geopolítico del mundo hacia Oriente; el conflicto entre unipolarismo y pluricentrismo; la crisis de las principales instituciones del autodenominado «mundo occidental»; la militarización y paramilitarización incesante de la vida; la consolidación de «nuevas derechas» y la fascistización en proceso de diversos sectores sociales; la nueva revolución tecnológica y la irrupción de corporaciones de nuevo tipo; la desenfrenada disputa por los bienes de la naturaleza, de cara a que la rueda de la hiperproducción y el consumo continúe girando; el agravamiento del cambio climático y de todos los indicadores de la crisis ecológica; la erosión del neoliberalismo como sistema económico —e ideológico— hegemónico; la eventualidad de una crisis económica de magnitud histórica; el declive de los Estados Unidos y el simultáneo recrudecimiento de su accionar imperialista en América Latina y el Caribe. Fenómenos que nos urgen a una reflexión estratégica y situada sobre la actualidad geopolítica de la región en el marco de un mundo convulso e incierto.

Bajo la coordinación de Lautaro Rivara y Fernando Vicente Prieto te presentamos una nueva coedición entre Batalla de Ideas y el Instituto Tricontinental que busca privilegiar el análisis del enemigo, de sus actores, doctrinas, teorías, métodos y estrategias. 

El nuevo Plan Cóndor. Geopolítica e imperialismo en América Latina y el Caribe reúne artículos de: Manuel Bertoldi (Argentina), Sally Burch (Ecuador), Javier Calderón Castillo (Colombia), Delana Corazza (Brasil), Pasqualina Curcio (Venezuela), Jacqueline Gómez (Argentina), Juan Grabois (Argentina), Fausto Jarrín Terán (Ecuador), Osvaldo León (Ecuador), Hugo Moldiz (Bolivia), Laura Pinzón Capote (Colombia), Carol Proner (Brasil), Mamyrah Prosper (Haití), Lautaro Rivara (Argentina), Silvina Romano (Argentina), Carlos Ron (Venezuela), Izett Samá Hernández (Cuba), William Serafino (Venezuela), João Pedro Stedile (Brasil) y Fernando Vicente Prieto (Argentina).

Como en el Seminario Internacional Nuevas doctrinas de intervención: geopolítica e imperialismo en América Latina y el Caribe volvemos a invitarles a pensar la realidad desde diferentes contextos nacionales, pero señalando la regularidad de las políticas imperiales: analizar casos testigo que pueden ser representativos de la realidad general del continente; poner en común herramientas, dispositivos y voluntades que permitan dar la batalla de ideas en un plano —la geopolítica— que, aunque pueda parecer lejano de los azares del día a día, influye sobre la cotidianeidad de los pueblos y sus expresiones organizadas de modo determinante.

Nota publicada en la pagina thetricontinental.org

A 45 años del golpe de estado, un libro que desnuda las verdades del deporte en tiempos de dictadura

Raanan Rein, Mariano Gruschetsky y Rodrigo Daskal presentan una nueva investigación sobre la relación entre el fútbol y la política durante el último gobierno de facto en la Argentina. El título publicado este mes por UNSAM Edita realiza un recorrido por los clubes de aquellos años y pone el foco en el análisis de hitos clave como el Mundial del ’78.

El 25 de octubre de 1976 Diego Armando Maradona debutaba en primera división. Dos meses después, la Asociación de Fútbol Argentina (AFA) establecía que ningún jugador que pudiera integrar el equipo de la selección nacional podía ser transferido al extranjero. De cara a la Copa Mundial de Fútbol Argentina 1978, el caso del futbolista de Argentinos Juniors se convirtió en un tema de interés nacional, tanto deportivo como político.

“La centralidad de la que goza el fútbol en nuestra sociedad lo vuelve particularmente sensible a la evolución política del país”, asegura el historiador Daniel Sazbón en el capítulo que inaugura Deporte y sociedad civil en tiempos de dictadura, compilado por Raanan Rein, Mariano Gruschetsky y Rodrigo Daskal y publicado por Unsam Edita. Y agrega: “La intención de las autoridades era aprovechar las oportunidades que brindaba la popularidad de ese deporte para distintos objetivos de naturaleza política”.

Dividido en tres partes: “Deporte, actores y política”, “Dictaduras” y “Los clubes argentinos”, el libro analiza las relaciones entre las autoridades e instituciones del fútbol argentino y el Estado nacional, en el marco de la última dictadura militar en la Argentina (1976-1983).

En marzo de 1976, a una semana del golpe de Estado, se produjo la renuncia de todo el Comité Ejecutivo de la AFA. Este es el puntapié inicial para el exhaustivo recorrido que realizan los autores, provenientes del mundo académico y del periodismo. Aunque la Asociación logró mantener el funcionamiento de su dinámica interna, los vínculos con el gobierno dictatorial fueron múltiples: desde la presencia de personal de las Fuerzas Armadas en reuniones de la Asociación hasta lazos más institucionales con el Ministerio de Bienestar Social. Como en Brasil, Chile y Uruguay durante las décadas de 1960, 1970 y 1980, el gobierno argentino intentó usar el fútbol masculino como un medio popular para reafirmar su autoridad. En el libro, se incluyen los casos de Club Defensor Sporting de Montevideo y Corinthians de Brasil, para dar cuenta de un fenómeno que no fue exclusivo de nuestro país.

En la Argentina, el Mundial de Fútbol de 1978 es la evidencia más clara de la relación entre fútbol y política. Al tomar control del gobierno, la Junta Militar asumió la coordinación de la Copa, a través del Ente Autárquico Mundial 78. Conocido como el “Mundial de la dictadura”, las transmisiones televisivas de apertura y clausura del Mundial buscaban comunicar una ideología y mostrar una idea de país ordenado, como señala en el tercer capítulo el investigador Patrick Thomas Ridge. Sin embargo, es bien sabido que detrás de esa ilusión, hecha de planos aéreos y en contrapicados, se esconden actos aberrantes y uno de los momentos más oscuros de nuestra historia.

“Así como desaparecieron 220 deportistas, también hubo integrantes de los grupos de tareas y delatores entre un grupo reducido de atletas. Desde el ambiente del fútbol, se hizo el mayor aporte a la represión ilegal”, afirma el periodista Gustavo Veiga, que explora los casos de los jugadores Edgardo Andrada y Juan de la Cruz Kairuz. Ellos confirman que en el fútbol hubo profesionales que, por su exposición pública, podían acceder al aparato represivo del Estado por sus vínculos con autoridades militares o policiales. La otra cara son los futbolistas víctimas del terrorismo de Estado, a los que Veiga afirma que la AFA les debe un homenaje.

Con seis goles, Mario Kempes dirigió la selección argentina a su primera Copa del Mundo en 1978. A pesar de este logro deportivo, menos argentinos celebran este primer triunfo y a su goleador, comparado con el éxito popular de Diego Maradona durante el Mundial de 1986. “Si bien el caso Maradona excedió la órbita de Argentinos Juniors para convertirse en un tema de interés nacional tanto deportivo como político, lo consideramos una buena manera de reflejar cómo ciertas cuestiones tensionaron la normalidad institucional que parecía ajena al clima imperante”, explican los investigadores Mariano Gruschetsky y Tomás Gonzalez Messina en la tercera parte del volumen, que continúa y amplía las investigaciones iniciadas en Clubes de fútbol en tiempos de dictadura (Unsam Edita, 2018). En el caso de Argentinos Juniors, los vínculos con el genocida Carlos Guillermo Suarez Mason son evidentes. A través de diversos testimonios, reconstruyen no solo el pase de Maradona, sino la historia del club en esos años y un homenaje a los hinchas detenidos-desaparecidos.

El libro también expone las vivencias de Sportivo Barracas y Club Atlético Excursionistas en esos años, y las repercusiones que tuvo la dictadura en las instituciones, pero también en la gente del club y de los barrios que los alojaron. Un claro ejemplo es el de Nueva Chicago. El 24 de octubre de 1981 la Policía Federal detuvo a cuarenta y nueve hinchas por cantar la marcha peronista. “Era la primera vez desde el 24 de marzo de 1976, cuando la dictadura llegó al poder, que se producía una expresión popular así”, señala el periodista Alejandro Duchini. Fuertemente arraigado en el barrio de Mataderos y su historia sindical, el canto de la hinchada cobra significado como un desafío al poder, desde el ámbito futbolístico.

Hacia el final, para dar cuenta de los últimos años de la dictadura, los investigadores Raanan Rein y Darío Brenman ahondan en el caso de Chacarita Juniors. “En 1983 la Argentina estaba sumida en un proceso preelectoral en el que la violencia era uno de los tópicos más importantes de la campaña y, al mismo tiempo, vivía una creciente violencia en las canchas de fútbol. El país había recibido una problemática herencia económica y financiera, además de una sociedad afectada por las consecuencias del disciplinamiento social”, afirman. Y concluyen: “Uno de los espacios donde se notaba el inconformismo social con respecto a las políticas del régimen dictatorial era el fútbol”.

Nota escrita por: Nathalie Jarast

Publicada por: NOTICIAS UNSAM.

Abril 2021

 

¿Bolívar, santo?

La celebración de la XX Cumbre Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), que se desarrolló en La Habana-Cuba, a 191 años de la partida física del Libertador, demuestra con hechos que Bolívar aún configura un símbolo que expresa el acumulado social, histórico y subjetivo para las naciones que pugnan por su liberación.

Los acuerdos alcanzados en esta cumbre son la mejor muestra de la vigencia de la praxis bolivariana, resalta el tercer punto de la declaración final: “Ratificamos nuestro compromiso con la integración genuinamente latinoamericana y caribeña, que nos permita enfrentar unidos las pretensiones de dominación y hegemonía imperialista y las amenazas crecientes a la paz y la estabilidad regionales” (1).

Latinoamérica como territorio en disputa con los poderes hegemónicos mundiales, dirime múltiples batallas simultáneas, donde el plano simbólico tiene un lugar preponderante por librarse en la conciencia de los pueblos. Bolívar personifica al héroe cultural, que encarna las máximas cualidades a las que cualquier miembro de la comunidad puede aspirar. La trascendencia de su pensamiento y acción ha logrado proyectar su figura como idea-movilizadora, que se constituye en el epicentro de las contradicciones Norte-Sur.

Esta batalla en el plano simbólico tiene años pugnando entre los discursos historiográficos de las élites y los imaginarios colectivos. Por ejemplo, Yolanda Salas señala en sus tesis que el imaginario popular ha construido una figura histórica de Bolívar, donde el culto al héroe adquiere un espíritu mesiánico: “Un Bolívar santo, mitificado, reivindicador de las clases que se sienten fuera de las esferas del poder, emergió de las verbalizaciones colectivas populares, así como el espíritu mesiánico del culto. Bolívar héroe cultural, fundador y civilizador de naciones, convertido en Padre de la Patria, encarna dentro de esa tendencia al profeta que se retiró del reino de este mundo y dejó tras de sí un mensaje que el sentir popular ha transformado en esperanza. De esta forma, Bolívar confirma su asistencia espiritual desde el más allá y queda abierta la posibilidad de un retorno” (2).

Estas formas de interpretar la construcción en el imaginario popular venezolano de la figura de Bolívar intenta deslegitimar la construcción colectiva del héroe-mito y tratarla como una disociación de la realidad. Sin embargo, el imaginario popular, eleva a Bolívar, sin prejuicio alguno al rango de Santo, al que incluso en los momentos más difíciles, se le prende una vela. No debemos, mirar de reojo esta fusión de lo espiritual con lo histórico, pues para nuestros antepasados indígenas, todo estaba fundido en la espiritualidad.

La visión occidentalizada y colonial que persiste en nuestros prejuicio no nos permite entender desde el conocimiento académico, y sus pretensiones de objetividad, que la intuición es una forma de producir conocimiento, con la misma validez que las construcciones teóricas basadas en los principios del limitado método científico. Reivindicar la construcción popular de la figura de Bolívar y la posibilidad que nos dan los imaginarios colectivos de convivir en el presente-pasado, nos fortalece desde nuestra espiritualidad, elevando la moral de una nación que ha podido resistir a las más feroces embestidas del imperio más cruel conocido por la historia.

Aquello que los académicos llaman liderazgos mesiánicos, podemos interpretarlo como la conjunción de intereses que construyen fuertes liderazgos populares. Lo que interpretan como una espera absurda e inexplicable de un mesías que vendrá a salvarnos, el pueblo lo vivencia como la construcción de las condiciones objetivas y subjetivas para que se desencadene el espiral de acontecimientos transformadores, que producen líderes y lideresas que se hacen indestructibles frente a la muerte, y que dotan a las naciones, no solo de razones históricas que le dan sentido colectivo, sino también de una fuerza espiritual incomprensible para sus enemigos, que les permiten mantener la esperanza más allá de lo meramente racional.

Fuentes Consultadas:

 

Por: Anabel Díaz Aché

Fuente: Ciudad CCS. 

Operación Masacre: Rodolfo Walsh y su motivación para investigar

Por Germán Sznek

Operación Masacre es un texto, una novela, que trata sobre los fusilamientos llevados a cabo durante el período de la llamada “Revolución Libertadora” a mediados de la década del 50 en nuestro país, durante el gobierno de Pedro Aramburu e Isaac Rojas, intervención de la CGT mediante y bajo un clima de tolerancia cero hacia los sectores sindicales y a las voces disidentes. Los hechos pasaron a los libros de historia como la masacre de José León Suárez.

Corre el año 1956 y, en un principio, Rodolfo Walsh obtiene información acerca de los fusilamientos de manera casual en un café de la ciudad de La Plata, donde anteriormente se encuentra cerca de un tiroteo a causa de un asalto al departamento de policía. Walsh ve de cerca tiroteos, disparos, sangre, violencia. Todos sucesos que transcurren cercanos a su vivienda, por la zona de la actual Plaza San Martín de dicha ciudad. Pero hay un hecho particular que lo motiva para realizar la investigación de Operación Masacre, devenida también en crónica policial: en los fusilamientos de junio del 56 hay un sobreviviente. Un hombre le confirma a Walsh que “hay un fusilado que vive”. Su nombre es Juan Carlos Livraga.

El periodista se mete de lleno en el tema. Hasta modifica su identidad y se muda para “garantizar” su propia seguridad. Bajo un estado de paranoia incesante, incluye un revólver que lleva a todas partes. Se vuelve obsesivo, las imágenes de los sucesos se le aparecen permanentemente, sobre la del sobreviviente corriendo, bañado en sangre y moribundo. Emprende un viaje a José León Suárez, lugar donde fue realizado el fusilamiento. Lo acompaña una periodista que consigue varios testimonios importantes que aportan a la investigación en curso. Crece el afán del Walsh por esclarecer y difundir las denuncias de los sobrevivientes de la Masacre de José León Suárez.

Rodolfo Walsh escucha de cerca el relato del juez que estaba indagando a Livraga, logrando entrar en el despacho por hacerse pasar por el primo del sobreviviente.

El periodista se ve claramente conmovido por los hechos de violencia que sucedían en su ámbito y es un punto de partida para iniciar la investigación. De hecho el relato cuenta como vio un hombre asesinado prácticamente en la puerta de su casa. Vivía frente a un destacamento policial, por lo que todo el tiempo había soldados armas deambulando por los techos. Pero un punto importante que logra su motivación es también su preferencia por los textos policiales y fantásticos.

La hipótesis que maneja Walsh tiene que ver con que si el seguía investigando mientras vivía allí mismo, lo iban a intentar masacrar. Es por ello que decide cambiar la identidad y mudarse. Así como los fusilamientos fueron clandestinos, la exploración de los hechos y evidencias también tenía que desarrollarse en forma oculta. Después de la  entrevista al otro sobreviviente del fusilamiento, Miguel Angel Giunta, estaba “dando por terminado” el caso en el sentido de que, decía Walsh, no había más para contar, había ocurrido un fusilamiento con dos sobrevivientes y el resto muertos. Pero Giunta confirma que hay un tercer sobreviviente. Esto motiva a Walsh y su acompañante a seguir indagando e investigando, en busca de ese tercer sobreviviente. Lo que no va a saber Walsh, hasta descubrirlo por deducciones, es que finalmente hay más personas que subsistieron a la masacre. 

Los desaparecidos y la literatura

Piel erizada y ojos empañados. Dolor. Ausencias. Justicia que no llega.

SON PRESENTE. SON MEMORIA. ¿DÓNDE ESTÁN?

El 20 de mayo de 1976 aparecieron en Buenos Aires los cuerpos de Zelmar Michelini y Héctor Gutierrez Ruiz, legisladores exiliados en Argentina, junto a los militantes tupamaros William Whitelaw y Rosario Bartedo. Torturados y asesinados. En 1996 Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos convocaron a la primera Marcha del Silencio, una procesión por la principal avenida uruguaya en absoluto silencio, un silencio que grita y estremece, para reclamar por los uruguayos detenidos desaparecidos en la dictadura cívico-militar.

Este 20 de mayo las condiciones son otras, es un mayo excepcional porque la pandemia limita la cercanía física, por lo que Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos decidió no realizar la marcha en la calle como siempre se hace. Sin embargo, mayo es un mes de memoria y la marcha ahora es por redes sociales y la privacidad de cada hogar. Carteles, pintadas, balconeras y margaritas por todos lados, tweets, publicaciones en Facebook o Instagram. La creatividad se ha puesto en marcha y, si quieren, ha extendido la consigna por todos lados.

No quise quedarme atrás, por eso hoy quiero hablar de desaparecidos y literatura. Para empezar, y aunque parezca tonto, ¿qué es un desaparecido? La desaparición forzada de personas, ha sido definida por la ONU como: [El] arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley.

El siglo XX, si quieren, es un siglo de desaparecidos, pero el término comenzó a usarse en Latinoamérica para hablar de las violaciones de los Derechos Humanos en Guatemala en 1966, pero conforme la práctica comenzó a adaptarse a otros países del continente, el término empezó a hacerse eco. La difusión de estas prácticas, que van desde la tortura y la deshumanización hasta la desaparición física, fue moneda corriente en las dictaduras latinoamericanas de la década del 70 y estuvo alentada por la instrucción militar brindada por el ejército de Estados Unidos a militares latinoamericanos en la Escuela de las Américas, Panamá. En una lógica de Guerra Fría, en donde el comunismo avanzaba y el capitalismo estadounidense era quien debía frenarlo, se habilitaron múltiples métodos, que violaban reiterada y sistemáticamente los Derechos Humanos, que buscaban detener el avance de la insurgencia y ponerle fin a las células comunistas del continente que habían tomado impulso luego del triunfo de la Revolución cubana.

Cargado de un peso simbólico atroz, el desaparecido vive en el terrible límite entre la vida y la muerte. El desaparecido no está, el desaparecido no es pero tampoco es vivo o muerto, no es ausente ni presente. El desaparecido es una figura inasible, un espacio vacío. El desaparecido camina en la incertidumbre mientras el silencio, el que oculta, barre abajo de la alfombra y dice no saber de qué se habla, hiere a madres y familiares que hace cuarenta años dan la lucha para saber dónde están sus hijos y sus familiares. Hay madres que se han ido sin saber qué fue de sus propios hijos porque hay un sistema militar que oculta y niega participación. Pero como representación de lo no dicho, el desaparecido reaparece en lo personal, en lo familiar y en lo social porque hay espacios de memoria que todavía luchan por saber dónde están, por conocer la verdad, por correr el velo que oculta la información. 

En su libro El detenido-desaparecido. Narrativas posibles para una catástrofe de la
identidad Gabriel Gatti, hijo, hermano y tío de desaparecidos, aborda lo que él llama “narrativas del sentido”. Estas narrativas gestionan la catástrofe intentando reponer lo que esta deshace: apuestan por re-unir cuerpos y nombres; por re-hacer la alianza de un sujeto con las cadenas de filiación que le hacen tal; por re-componer individuos devolviendo sentido a la conexión de esas personas como miembros de un Estado. Estas narrativas serían, de acuerdo a Gatti, propias de períodos de transición y están dominadas por un mandato: el de la memoria.

La integran dos grupos: por un lado, la serie de técnicos que buscan reconstruir el escenario sustraído de la dictadura: los arqueólogos que reconstruyen las ruinas de los centros de detención, los historiadores, los antropólogos forenses. Por otro lado, los organismos de derechos humanos que gravitan alrededor de Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina y Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos en Uruguay. . Cualquiera de los dos organismos basan su programa en una definición conservadora de la identidad: asociándola al origen y la genética, ésta se vuelve sólida, fija, y unívoca.
Este trabajo minucioso de recomposición es, sin dudas, políticamente necesaria.

Las dictaduras latinoamericanas del cono sur fueron una herida difícil de procesar y todavía lo siguen siendo porque quedan preguntas por responder y justicia por hacer. Pero mientras las respuestas y la justicia no lleguen, hay memoria y la literatura no es ajena. Dentro de lo que Gabriel Gatti llama narrativa del sentido, hay ríos de tinta escritos por historiadores e intelectuales uruguayos y desde Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos también los hay: A todos ellos. Informe de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos del 2004, Muertes en prisión de octubre de 1984 y Desaparecidos, a la escucha del silencio para sellar la paz.

Sin ánimo de contradecir a Gabriel Gatti, creo que hay otras narrativas que, de puro atrevimiento, llamaría de resistencia o incluso de protesta. Este tipo de narrativas comenzaron en el momento mismo del establecimiento de un gobierno de facto y significó para muchos el exilio o, en otros casos, la desaparición o la muerte. Hablo de escritores como Benedetti, que estuvo exiliado en Argentina, Cuba y España, que escribe ese poema Desaparecidos que te parte al medio, pero también en Ángel Rama, Eduardo Galeano o Cristina Peri Rossi pero también en Mauricio Rosencof, Carlos Liscano que estuvieron presos o incluso en Íbero Gutierrez al que asesinaron. Acá habría que abrir la discusión sobre qué es literatura, creo que la puedo arreglar comentándoles que hubo otros artistas que le pusieron el cuerpo a la situación y son todos los cantantes populares como Zitarrosa, los Olimareños, Larbanois&Carrero y los letristas de carnaval que se atrevieron a decir sin decir.

Del otro lado de las antípodas de lo ficcional aparece la literatura testimonial que son atravesadas por las subjetividades personales del testimonio y la vivencia de una realidad particular. Más allá de la calidad literaria, este tipo de literatura persigue otros objetivos como puede ser la ética, la búsqueda de la verdad histórica y a la identidad personal, la comprensión de una historia familiar. No es precisamente sobre desaparecidos, pero en esta lógica testimonial hay dos libros que recomiendo mucho que son Las palabras guardadas del Taller Ex.presar y Memoria para armar dos. ¿Quién se portó mal? del Taller “Género y memoria ex–Presas Políticas” (2001-2003) y el “Taller Vivencias de ex-presas políticas” (2004). 

En cualquier caso, siempre se trata de una literatura que se sostiene en el fuerte compromiso ideológico y humanitario, no solo de parte de los escritores sino también de editores que deciden publicar y de organismos que fomentan las publicaciones. La literatura siempre ha sido política, pero en estos temas más que nunca tiene que ignorar la asepsia que pretenden algunos porque el reclamo, la denuncia ante la violación de Derechos Humanos, el pedido de justicia y la memoria histórica no pueden ser tibios, acá no hay lugar para ellos.

¿Cuál es el futuro de los valores democráticos en una sociedad donde quienes dieron sus vidas luchando contra la dictadura quedan congelados en ese estado de “desaparecidos” de ausentes mientras sus verdugos gozan de total impunidad?
Los familiares de desaparecidos necesitan un esclarecimiento que permita enterrar a sus muertos completar un proceso de duelo especialmente extenso y trabajoso. Sus familias lejos de recibir alguna forma de reparación continúan padeciendo un macabro periplo que parece no tener fin. Mientras, sus verdugos gozan de la impunidad. Pero el país todo, las futuras generaciones tienen derecho a nombrar a sus muertos, recobrar el sentido de su sacrificio… recuperar una historia que les permita construir su futuro.

 

Articulo tomado de: La biblioteca de Hermione

20/05/2020

Vargas Llosa: ¡Viva Hernán Cortés, nuestro libertador!

Por: Carlos de Urabá

España nos dio la vida, la lengua, la civilización.

«La literatura, último refugio de la libertad» es el título que eligieron los organizadores para la IV Bienal Vargas Llosa en Guadalajara (México). Un título verdaderamente pretencioso porque el número de lectores ha disminuido dramáticamente, no solo en Latinoamérica sino también en el mundo. En esta época la lectura se encuentra en franca decadencia pues es imposible competir con un mundo dominado por las televisiones, la Internet, las redes sociales, computadores, teléfonos celulares o tablets.

Vargas Llosa y su camarilla de illuminatis ha utilizado la IV Bienal Guadalajara para -aparte de hacerse propaganda- continuar con la cruzada contra los gobiernos «comunistas» de Venezuela Cuba o Nicaragua. Incluso en esta ocasión el premio Nobel se atrevió a criticar duramente al presidente de México López Obrador al que ha definido como un «Populista de izquierdas» que quiere romper las reglas de juego y reelegirse para eternizarse en el poder. «López Obrador es un mandatario que ataca a los periodistas críticos y censura a sus opositores». Y no solo eso pues el muy irrespetuoso ha tenido la osadía de exigirle al rey Felipe VI que pida perdón por los estragos cometidos por los españoles durante la conquista de México. Una afrenta imperdonable porque «Hernán Cortés no debe ser considerado un conquistador, sino un liberador de los pueblos indígenas oprimidos» Vargas Llosa repite una y otra vez su mantra preferido: «España nos ha dado la vida, nos ha dado la lengua, la religión, y gracias a su inmensa generosidad nos hemos integrado en Europa y la civilización occidental» Aunque en la conquista se hayan cometido algunos «excesos» (en este caso el genocidio de 60.000.000 de indígenas) pero todo queda compensado con la invaluable herencia que nos legó la «madre patria».

Evidentemente la Bienal cuenta con un presupuesto multimillonario imposible de justificar en tiempos de pandemia. Que se lo cuenten a 50.000.000 de pobres de solemnidad que existen en México. Todo este espectacular montaje se ha materializado gracias al patrocinio de la empresa privada, los bancos, la universidad de Guadalajara, los ayuntamientos, las editoriales españolas y mexicanas, la Fundación Internacional para la Libertad y la Feria Internacional del Libro. El escritor peruano Raúl Tola, que dirige la Catedra Vargas Llosa, comenta que: «no imagina cómo habrán sobrellevado el confinamiento de la pandemia aquellos que no leen ni tienen inclinaciones culturales. Debe haber sido horroroso en medio de tanta soledad y angustia. Porque en la literatura hay un punto de escape, un punto de libertad» Pero el ejecutivo de la Bienal pasa por alto que las estadísticas dibujan un panorama sombrío ya que el índice de lectura en Latinoamérica y, especialmente en México, es catastrófico. Y es que los libros solo están reservados para una élite de intelectuales, profesores, catedráticos o estudiantes universitarios. ¿Para qué leer un libro si todo el saber y el conocimiento lo encontramos en Google? Los computadores cada día son más inteligentes, mientras nosotros somos cada día más estúpidos e ignorantes. Es tal el fracaso en la promoción de la lectura que el Fondo de Cultura Económica ya no vende libros, sino que los regala y ni así la gente los quiere. La pandemia ha supuesto un golpe mortal para educación en México pues han desertado de las escuelas más de 6 millones de alumnos. Al estar obligados a estudiar en línea de manera virtual lo que ha sucedido es que se han hecho adictos a los videojuegos, las plataformas de streaming, los casinos virtuales o las redes sociales. En un año y medio apenas si han leído un libro o escrito cuatro cuartillas en un cuaderno.

Pero tenemos que admitir la única posibilidad de revitalizar la lectura en nuestro medio es promover entre las clases populares la narcoliteratura morbosa y pornográfica en un formato de fotonovela por entregas y que narrada con una jerga barriobajera implique al lector. Al fin y al cabo la prensa amarillista impresa (no digital) sigue siendo la más leída.

Los 31 escritores de Latinoamérica y España convocados a la Bienal fueron elegidos cuidadosamente por su curriculum vitae intachable: deben ser personas integras y comprometidas con la libertad y la democracia. Es decir, defensores a ultranza de neoliberalismo y las políticas conservadoras de derechas, anticomunistas y que, además, reconozcan el valor supremo de la monarquía borbónica como símbolo de la «unidad iberoamericana». Sin medias tintas la civilización o la barbarie. Desde el púlpito Mario lanza sus diatribas: «el nacionalismo y el racismo son caras de la misma moneda» En cambio, el nacionalismo español, de esencia nazi-franquista, es virtuoso pues exalta el amor a la patria.

Todos estos escritores, poetas o intelectuales pequeñoburgueses en su egolatría se creen elegidos por la divinidad. La crítica y las editoriales los encumbran a lo más alto del Olimpo y con todo el descaro estampan en las carátulas de sus libros «¡Best Seller! 50.000 ejemplares vendidos, 100.000 ejemplares vendidos. Pero lamentablemente la realidad nos propina tremenda bofetada porque a las masas lo único que les interesa son las telenovelas, los partidos de fútbol, las series de Netflix, la pornografía, las películas de narcos… Vargas Llosa, dicta catedra: «necesitamos un sistema educativo público (cuando el defiende lo privado) eficiente o jamás saldremos del subdesarrollo que significa dependencia tecnológica de las potencias dominantes»

La era digital ha multiplicado el poderío del capitalismo como nunca antes se había visto en la historia moderna. ¡¡¡¡En este momento hay más de 2.000 millones de personas en todo el mundo comprando desde los computadores y los celulares!!!! En el año de pandemia 2020 Facebook, Google, Yahoo!, YouTube, Twitter, Instagram, Telegram, Apple, Microsoft, Amazon, Netflix o Tik Tok han elevado sus ganancias hasta alcanzar cifras estratosféricas. Definitivamente tenemos que cargar el yugo que nos impone la ciberdictadura del Silicon Valley.

Apenas unos cientos de personas asistieron a los debates y conferencias que se han llevado a cabo en el recinto Santander de Artes Escénicas de Guadalajara (entre las que hay que contar alumnos universitarios acarreados por los profesores) Como estamos inmersos en una sociedad de la exclusión por aquí no se ve un indígena, ni un obrero, un trabajador y menos campesinos. Los únicos proletarios son los guardaespaldas, los choferes, los acomodadores (as) o las limpiadoras a los que el nombre de Vargas Llosa más bien les suena a un cantante corridos. Los estratos bajos se autoexcluyen de tan importantes encuentros literarios pues para ellos todo esto no es más que capricho de lunáticos.

Mientras en el estrado los egregios escritores haciendo gala de un lenguaje academicista y retorica grandilocuente exhiben pretenciosos su alto grado de erudición en un soliloquio que solo ellos escuchan. Que si la prevalencia del pensamiento de Flaubert o el existencialismo de Sartre y la verdadera esencia del ser humano. Debates epistemológicos de indudable valor magisterial pero que no trascienden más allá de sus delirios de grandeza. Es increíble, pero la mayoría de sus devotos son capaces de citar los capítulos más relevantes de la extensa obra del premio Nobel, O sea, desde «La Ciudad y los Perros» hasta su última publicación «Tiempos Recios» Tal demostración del fanatismo es solo comparable con la de los ayatolas que recitan de memoria el Corán. El público permanece sentado guardando las estrictas medidas de seguridad sanitarias. Parecen más bien muñecos inanimados a los que se les ha puesto un bozal para mantenerlos a raya; algunos cabecean somnolientos, otros descaradamente bostezan y otros aburridos prefieren encender sus teléfonos celulares, o tablets y enchufarse a sus audífonos para navegar por el ciberespacio en busca de emociones más fuertes. Los más ansiosos de la secta se muerden las uñas esperando que se acabe pronto las ponencias magistrales para ir a desquitarse al cóctel que ofrecen los organizadores de la bienal donde se pondrán bien a gusto a punta de canapés y tequilas. La bohemia siempre ha sido la principal inspiradora de los grandes genios.

Y así pudimos observar en primera fila presidiendo la homilía al premio Nobel Vargas Llosa que hierático empuñaba su bastón cual sumo pontífice atento al desarrollo del cónclave. Eso si se le notaba y un poco alicaído pues tal vez echaba de menos a su bienamada Isabel Preysler que se había tenido que quedar recluida en su palacete en Madrid a causa de la muerte de su madre. A su lado estaba Alvarito Vargas Llosa, el mánager de la exitosa multinacional Vargas Llosa S.A, que no paraba de tabular mensajes en su celular, quizás cerrando el contrato de la próxima conferencia de su padre cuyo caché se eleva por encima de los 100.000.dólares. Algo sabrá su hijito de las cuentas en paraísos fiscales y su implicación en los Panamá Papers ¿no?. Rosa Montero igualmente se le veía muy entretenida consultando los catálogos de Amazon o jugando al póker en un casino on line, mientras su amiguito el escritor peruano Roncagliolo se tomaba un selfie con la musa Morgana Vargas Llosa. Bueno, ellos son seres superiores a los que les debemos respeto y se les ha de perdonar cualquier desvarío pues son los redentores de una humanidad extraviada y desvalida. Pero esto ya es el colmo que los illuminati que tanto predican que «la literatura es el último refugio de la libertad» sean tan adictos a la ciberheroína.

La pandemia ha agudizado aún más la crisis económica y definitivamente el libro se ha convertido en un artículo de lujo que solo pueden adquirir las clases más pudientes. Porque hay que decidirse entre comprar carne o leche o el último libro de Rosa Montero «La Buena Suerte» que cuesta 400 pesos (el salario mínimo en México está en 123 pesos diarios)

Vargas Llosa a sus 85 años es la viva encarnación del Otoño del Patriarca, eso sí, no ha perdido los aires de caballero de fina estampa, aunque tenga que apoyarse en un bastón para no trastabillar. Con su pelo plateado y su piel arrugada parece un tótem ante el cual sus devotos se postran de rodillas a rendirle honores. Un ídolo elevado a los altares por la propaganda de los medios de comunicación y las editoriales, el escritor más exitoso, el premio Nobel, el superventas, y uno de los últimos supervivientes del boom latinoamericano. Vargas Llosa que en su juventud se declaró comunista ahora en su ocaso se confiesa un liberal de derechas más próximo a las tesis de Trump y Boris Johnson. Tan esquizofrénica metamorfosis nos deja perplejos. Y todavía más cuando presa del ardor guerrero enarbola la bandera rojigualda borbónica encabezando las huestes del nacionalismo español. No por casualidad el rey corrupto y corruptor Juan Carlos I le otorgó el título de marqués de Vargas Llosa.

A Mario me lo encuentro a la entrada del lujoso restaurante del Hotel Hilton Guadalajara Midtown en el que están alojados los escritores de la bienal -sus cachorros tienen que estar bien atendidos en hoteles cinco estrellas, restaurantes de categoría, piscina, jacuzzi, SPA, porque son los sabios de la cultura contemporánea que nos guían y nos iluminan – El señor marqués se dirige a desayunar y yo lo abordo y le digo que si me puede responder unas preguntas. A lo que él amablemente acepta. Yo le cuento la historia de una amiga que no me quiere escribir una carta de puño y letra, solo se comunica conmigo por teléfono o me envía mensajes de voz por WhatsApp. Al parecer le da vergüenza escribir pues comete faltas ortográficas. Ya nadie quiere escribir una carta en un papel con un bolígrafo pues es un arcaísmo. Se ha abandonado por completo el hábito de la escritura cuyo origen se remonta al año 3.100 AC en Mesopotamia ¿Quién es capaz de leer hoy las 500 páginas de la «Ciudad de los Perros»? A lo que el premio Nobel me dice que hay que adaptarse a los tiempos que corren. Pero como concentrase en medio de un mundo tan vertiginoso que no nos deja ni un minuto de descanso. Porque hoy la gente no lee más allá de los 280 caracteres de Twitter. Vargas Llosa se quedó pensativo pues él ya había desarrollado ese tema en su libro «la Civilización del Espectáculo» donde hace una crítica de la cultural actual que se ha convertido que un mero entretenimiento. Y es que un esfuerzo intelectual no produce placer. Es paradójico, entonces ¿cómo la literatura va a ser refugio de la libertad si las masas se niegan a leer y prefieren ser esclavos de la tiranía de los medios audiovisuales? – Silencio. Esa pregunta es demasiado capciosa. Vargas Llosa está de vuelta de todo, se sabe una leyenda viviente y en vez de caminar levita porque su reino ya no es de este mundo.

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El general Morazán marcha a batallar desde la muerte. De Julio Escoto

Este año en el cual se conmemoran 229 años del natalicio del General Morazán es propicio que todos; tanto hombres como mujeres, sin distinción del suelo donde nacimos acudamos a nuestras historias comunes, para hacernos de sus efluvios liberadores. 
El general Morazán marcha a batallar desde la muerte, del escritor Julio Escoto es un libro fundamental para adentrarnos en la historia de ese gran hombre centroamericano, cuyo legado merece ser estudiado y homenajeado. 

«Los años de Allende», la novela que revive la revolución de la Unidad Popular en clave gráfica

Narra la historia del periodista estadounidense John Nitsch, quien es testigo del ascenso y caída de la revolución pacífica. “La literatura, el cine, el teatro ya están abordando este tema hace rato, la historieta no hace sino aportar lo suyo. ¿Por qué? Porque Chile debe encarar sus fracturas y hablar del pasado sin tapujos, es la única forma de avanzar. No creo en eso de olvidar el pasado sin discutirlo y mirar sólo hacia el futuro. Es una forma cobarde de evadir lo que nos ha traído al Chile de hoy”, señala el primero.

Una novela gráfica sobre la experiencia del gobierno de la Unidad Popular acaban de publicar el guionista, editor y docente Carlos Reyes junto al dibujante y pintor Rodrigo Elgueta.

 

Se trata de “Los años de Allende” (Editorial Hueders), una obra está protagonizada por un periodista estadounidense, John Nitsch, que junto a otros protagonistas –el escéptico taxista Marcelo González y la entusiasta activista Claudia, entre otros- ve “con pasión y dolor cómo se articulaba y destruía un experimento social único en el siglo XX”, como reza la contratapa.

El libro es parte de otras novelas gráficas que abordan la memoria histórica de nuestro país, tales como “El Golpe. El pueblo 1970-1973”, de Nicolás Cruz y Quique Palomo, “La Senda del Errante”, de Germán Valenzuela y otros autores, “Lota 1960”, de Claudio Romo y Hari Rodríguez o “Santa María 1907”, de Pedro Prado.

Un protagonista gringo

Una de las primeras cosas que llama la atención de esta obra –un proyecto financiada por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la lectura, convocatoria 2014- es que los autores hayan escogido a un personaje extranjero para narrar la historia.

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“El periodista norteamericano que creamos para la historia nos permitió cierto distanciamiento necesario para realizar la crónica de los hechos que íbamos a contar”, explica Reyes, que en los años 80 colaboró con la mítica revista “La bicicleta”, ha publicado varios libros y es cofundador de la editorial Feroces Editores. “Su nombre, John Nitsch, está tomado de un amigo y mentor norteamericano con el que conocí y trabajé mucho tiempo”.

Ese nombre es lo único real, el resto es ficción, aclara. “Para mí, Nitsch es un librepensador que se interesa profundamente por lo que pasa en Chile y se propone relatarlo de la forma más certera posible”, reflexiona.

“Creo que Nitsch era el personaje necesario que tenía una distancia ideológica de la realidad chilena de aquellos años”, coincide Elgueta. “Con una cierta ingenuidad, Nitsch se hace las preguntas básicas que pocos se hicieron en aquellos años… en incluso ahora. Pero al mismo tiempo al ser un periodista, le permitía acceder a lugares y poseer la acuciosidad profesional para investigar los hechos hasta el final”.

Criterios de selección histórica

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El libro incluye una enorme variedad de episodios: desde los asesinatos del general René Schneider y el ex ministro Edmundo Pérez Zujovic, los frustrados alzamientos militares como el “Tancazo” y el “Tanquetazo”, el escándalo CIA-ITT, la nacionalización del cobre, la construcción del centro cultural Gabriel Mistral, el paro de camioneros, las JAP, y el terrorismo de derecha e izquierda.

Para relatar estos episodios, los autores bucearon durante más de dos años en libros, revistas, videos, películas, reportajes, crónicas, testimonios y sitios web. Además contaron con la ayuda del historiador Manuel Vicuña y la asesoría constante del escritor Marcelo Mellado.

“La idea fue reconstituir para el lector la mayor panorámica de la sociedad chilena de la época que el lenguaje de la historieta nos permitió hacer”, señala Reyes.

Obviamente allí les surgieron preguntas fundamentales que recorrieron este trabajo: ¿Es posible tener una mirada completamente objetiva de la historia? ¿Un historiador pueda escribir sobre el pasado sin que sus propias opiniones y subjetividades se vean reflejadas en ese trabajo?

“Tal vez esa sea la respuesta para el hecho de que tengamos todos versiones tan diferentes sobre un mismo hecho histórico como el de la UP o el de la guerra del Pacífico, por ejemplo”, aventura Reyes. “Esas preguntas están en la novela gráfica y en ella, Rodrigo y yo ofrecemos nuestra propia respuesta”.

Los desafíos de la gráfica

Desde el punto vista gráfico, los desafíos también fueron diversos.

 

“Por un lado realizar una gran variedad de retratos de personajes históricos que debían ser reconocidos y que en algunos casos debía dibujar dándole expresiones faciales de las cuales no existían registro”, explica Elgueta.

Además, para las locaciones de esta historia, el dibujante debió abastecerse de una buena cantidad de fotografías de aquellos años y buscar sectores de la ciudad que mantuvieran su misma arquitectura.

Otro problema fue plasmar en un dibujo situaciones históricas fundamentales que nunca antes se habían representado. “Por ejemplo, un momento de ira de Allende cuando arroja su teléfono, o cuando disparaba desde el balcón de una oficina de la Moneda en el momento del golpe mismo”, indica.

Tema de actualidad

¿Pero por qué estos artistas quisieron sumergirse en aquella época que ni siquiera alcanzaron a vivir?

Entre otros por sus biografías personales, podría decirse. Para Reyes, por ejemplo, el tema de la UP no era nada ajeno: su padre trabajó en la mítica editorial estatal Quimantú, uno de los símbolos del gobierno popular, que de hecho también tiene su lugar en el libro.

En su opinión, la experiencia de Allende tiene una tremenda actualidad, “sobre todo a la luz de los últimos acontecimientos políticos como la corrupción y el despertar ciudadano que comenzó con el malestar estudiantil”.

“Ese caldo de cultivo social ha elevado el estatuto de Allende como el último mandatario que encabezó en Chile una utopía”, dice Reyes. “Allende es hoy una figura muy presente en el país, una figura que todavía divide a Chile y agita los ánimos de defensores y detractores. Cosa habitual por estos lares en que llegamos tarde y mal a aceptar nuestros hitos, tal y como ha sucedido con Gabriela Mistral o Violeta Parra, por ejemplo”.

“Fuera del país,  Allende es ya un mito universal, homenajeado en múltiples formas en el extranjero. Allende es un arquetipo, un superhéroe, si se lo quiere ver desde la óptica más ñoña de la historieta. Allende encarna algo que ya excede lo local y lo político”, añade.

Gráfica y memoria

Para el guionista, la historieta como arte puede y debe hablar sobre estos temas desde su propia especificidad. “Si Chile no lo hace y no habla de frente estos temas, si los sepulta, como acostumbra, nos  van estallar en la cara tarde o temprano. Los artistas deben seguir revisitando estos temas, discutiéndolos. Es un deber”, asegura Reyes.

“Creo que la novela gráfica chilena está en deuda con las miles de historias dignas de contarse de este período de nuestra historia, incluyendo el golpe militar y el período de la dictadura”, coincide Elgueta, que demoró dos años en dibujar la historia.

“En otros ámbitos de la creación -literatura, pintura, teatro, cine, etc.- ya se ha hecho, pero aún así, y bajo la profusión de tantos reportajes en estos últimos años, todavía nos damos cuenta que falta mucho por descubrir… no olvidemos que los tribunales de justicia de nuestra país aún tienen cientos de casos que no se han investigado y demorarán años para que se agoten las instancias de investigación de todos ellos y que finalmente son historias humanas dramáticas de abuso, sufrimientos, etc.”, señala.

En este sentido, para Elgueta “Los años de Allende” explora esta época, atreviéndose a revisitar nuestra historia, “re-enjuiciarla, re-analizarla, mirándola sin prejuicios, como en un reflejo sincero que nos habla de actores que complotaron infamemente contra su propio país”.

“La literatura, el cine, el teatro ya están abordando este tema hace rato, la historieta no hace sino aportar lo suyo”, remata Reyes. “¿Por qué? Porque Chile debe encarar sus fracturas y hablar del pasado sin tapujos, es la única forma de avanzar. No creo en eso de olvidar el pasado sin discutirlo y mirar solo hacia el futuro. Es una forma cobarde de evadir lo que nos ha traído al Chile de hoy».

por Marco Fajardo / www.elmostrador.cl

Con Cuba. Por Luis Britto Garcia

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A raíz de la invasión yanqui  en 1898,  que cortó el proceso independentista, el 80%  de las tierras cultivadas de Cuba pasaron a propiedad de estadounidenses; quienes también se apoderaron de la electricidad, la telefónica y la mayoría de las empresas, entre ellas la banca. El 70% del comercio se desarrollaba con Estados Unidos.  Las mafias de Lucky Luciano y Meyer Lansky se repartieron los casinos y el turismo sexual; intentaron convertir a La Habana en modelo anticipado de lo que luego sería Las Vegas. No había posibilidad  de transformar el país mediante la política convencional: durante casi  tres décadas la Enmienda Platt confirió derechos de intervención armada a la potencia del Norte. Ésta apoyaba desembozadamente dictaduras como la de Machado o Fulgencio Batista. Para el cubano digno era como vivir en un país extranjero.

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Contra esta abyección política, económica y social se rebeló la Revolución Cubana para cambiar radicalmente no sólo el panorama interno, sino también el mundial, reavivando la esperanza revolucionaria adormecida desde el reparto del planeta entre las grandes potencias. También inspiró derroteros insurgentes para la política de América Latina y el Caribe. Al llamar la atención sobre el área, posibilitó el dispositivo editorial que se traduciría en el Boom, y alentó la oleada contracultural que sacudiría al mundo en la década de los sesenta. 

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En lo interno, Cuba revolucionaria acumuló espectaculares logros en medicina,  deporte, cine,  plástica y  literatura.  En medio de privaciones, austeridad y racionamientos, garantiza para todos Educación, Salud y Seguridad Social. Repetimos  indicadores disponibles para 2020. El analfabetismo en Cuba es cero, mientras que  su bloqueador Estados Unidos cuenta 16 millones de iletrados (BBC). La esperanza cubana de vida es de 79,6 años, mayor que la de 79,2 en Estados Unidos (PNUD). El índice de mortalidad infantil es de 4,0, menor que el de 5,6 en la potencia  norteña (Index Mundi). El último índice de Gini disponible de 0,22 revela a Cuba como uno de los países con menor desigualdad del mundo; el de 40,5 descubre a Estados Unidos como el segundo país más desigual del planeta (Cepal.org). El índice cubano de desnutrición infantil, certificado por la Unicef, es cero. En el estado de Florida, con el doble de habitantes que en Cuba, la pandemia ha causado  37.895 defunciones, mientras que la bloqueada y asediada Cuba ha controlado el morbo  por más de un año sin colapso de los sistemas de salud, y  con 11.333.483  habitantes ha presentado apenas 218. 396 contagios y sólo 1.431 muertes (0.65% de los casos confirmados). En Cuba casi dos generaciones han crecido sin saber lo  que es el analfabetismo, la muerte de mengua, la indigencia. Hazaña inaudita, no sólo en Nuestra América, sino en casi todo el Tercer Mundo.

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Para  valorar  tales logros  hay que considerar que han sido cumplidos contra la agresiva torpeza de la primera potencia imperialista del mundo. Ya en 1959 ésta le retira la cuota de compra de azúcar. Desde la invasión abierta por Playa Girón hasta la guerra bacteriológica, desde el terrorismo contra naves y aeronaves hasta el financiamiento de opositores y campañas mediáticas, desde el centenar largo de intentos de magnicidio hasta el bloqueo condenado 28 veces por la Asamblea General de la ONU y que ha causado perjuicios por 147.853 millones de dólares, no hay agresión infame que Estados Unidos no haya aplicado contra Cuba. A ellas Trump añadió el corte de remesas y otras 243 medidas coercitivas, y el terrorista Biden intenta que la isla sea declarada Estado promotor del terrorismo.

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A  ochenta millas de distancia, no  sólo las luces de Miami  se divisan desde La Habana: también llegan las señales de radio, televisión y redes sociales de los más poderosos aparatos comunicacionales del Imperio, con la imagen ficticia de un capitalismo de consumo ilimitado y fortunas instantáneas,  supuestamente exento de racismo, desempleo  y crisis económicas. A ese fraude comunicacional que pinta un Paraíso capitalista superponen otro que dibuja en Cuba un infierno socialista. La derecha ha ido usurpando paso a paso los métodos de lucha de la izquierda. Como muestra valgan el catálogo de tácticas de desestabilización compilado por Gene Sharp y su aplicación sistemática contra los progresismos: cortes viales, guerrillas, técnicas de agit-prop, motines, movimientos sociales de maletín.

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Explica el canciller cubano  Rodríguez Parrilla que las protestas del 11 de julio en varias ciudades fueron convocadas por intensas campañas de  redes sociales estadounidenses,  mediante robots que cada segundo quintuplicaban  mensajes bajo la consigna #SOS.CUBA, lanzada desde Nueva York por la firma Proactivo Miami Incorporation, que recibió del gobierno de Florida el 15 de junio certificación para recibir fondos a tal efecto. Por lo cual “es inocultable el vínculo entre los fondos y las operaciones del gobierno de Estados Unidos y de estos operadores”.

 

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Sin embargo, 62 años llevan los aparatos mediáticos imperiales llamando a destruir el socialismo sin más resultado que la esporádica protesta del “Maleconazo” en 1994, durante el Período Especial. Puede ser que factores sobrevinientes expliquen las manifestaciones del 11 de julio. Las medidas coercitivas y la pandemia han disminuido para 2020 el PIB en 11%, las importaciones en 30%, y en 70% el turismo, una de las principales fuentes de divisas para adquirir insumos técnicos.  Ello se ha traducido en desabastecimiento, incluso de equipos médicos. Por otra parte, en los últimos tiempos fueron adoptadas  medidas de liberalización de la economía que incluyeron circulación paralela de divisa extranjera y moneda nacional,  legalización de la gestión por empresas privadas de algunas ramas económicas y de la agricultura en terrenos de propiedad social, reducción del empleo público y consiguiente incremento del “Trabajo por Cuenta Propia”, aumentos de precios  inflacionarios. Siempre es difícil la coexistencia de medidas económicas correspondientes a sistemas antagónicos. A los compañeros cubanos toca determinar si algunas de estas medidas incidieron en la situación actual, y si ameritan correctivos.

Julio Cortázar: «Lo confieso, tengo momentos de desánimo»

Una mosca dulcera, saltona y caprichosa quiere recorrerlo y se agarra con sus patitas a la superficie marrón de los zapatos. Luego avanza como alpinista por la larga pierna de un bluejean viejo, se ciega con el resplandor de una guayabera blanca y vuela hasta el hombro. Parece indecisa ante la barba, el cabello largo y medio despeinado. La cara de gladiador está allá arriba, la frente sobresaliente como un leve casco que se arruga y los ojos, dos peces azules suspendidos e inmóviles, pero atentos, están también en la cima. La mosca se decide, revolotea y en ese instante Julio Cortázar lanza un torbellino de humo de tabaco y la aventura llega a su final.

Julio Cortázar y su esposa Carol hablan con Jacobo Borges y, cuando Diana abre un poco las cortinas, sienten que aún no les desaparece el trasnocho, porque se han vuelto a deslumbrar. Pasaron unas pocas horas en Caracas en escala Managua-Panamá-Maiquetía.

Cortázar habla de Nicaragua: ―De hecho los nicas están en pie de guerra, la invasión parece inminente, no son nada optimistas en ese plano, esa es la impresión que se saca. Los milicianos se preparan, aunque creo que no son fatalistas, reina un clima de tranquilidad: van a enfrentar lo que venga pero esperan que no venga nada. Nicaragua está obligada a aprestarse a la defensa dedicando enorme energía y tiempo a eso. Encontré que han superado muchas cosas y hay alimentos, mercados nuevos…

Están oyendo Jacobo, Diana, Teodoro Petkoff y José Carrasquel. El escritor llegó a Caracas con ganas de conversar con el pintor Jacobo Borges, uno de sus mejores amigos y con otro amigo suyo, Petkoff, a quien de vez en cuando le pregunta ¿cómo está la crisis del petróleo?

―Usted ha tenido mucho contacto con Nicaragua, ¿medita una novela sobre la revolución sandinista? ―se le planteó la interrogante.

Cortázar explica entonces que hizo un cuento: ―Me motivó un viaje clandestino que hice a Nicaragua antes del triunfo sandinista. Estuve en Solentiname con Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez durante tres días. Hablé con los pescadores… ¿Somoza?, no se enteró nunca porque allí me ciudaron mucho.

Comenta que ha escrito muchos artículos sobre la cuestión nicaragüense. Opina que la revolución nica es diferente a la cubana. “Las revoluciones calcadas, en general, no funcionan. Me he dado cuenta de que es exagerado usar la palabra revolución porque en Nicaragua ha habido una liberación, no una revolución: ellos se liberaron de una tiranía pero las estructuras se han mantenido”.

Carol se mueve desde diversos ángulos tomando gráficas de la charla. Cortázar habla en ese instante de la vez que estuvo en Berkeley, y se percató de que los estudiantes norteamericanos no estaban enterados de lo que pasó en Cuba. Creían que Cuba era una nación independiente que de improviso fue sojuzgada por la URSS.

―¿Hay posibilidades de invasión en Nicaragua y El Salvador?

―La posibilidad existe ―responde― porque Ronald Reagan como persona es una suerte de típico fascista y tiene una violencia personal que quizás se debe a aquellos papeles de cowboy en el cine… además, es muy bruto e ignorante y se ha rodeado de gente como Haigh, quien es un paranoico.

Cortázar hace notar que en EE.UU. hay grandes diarios que le hacen a Reagan una oposición que el mandatario no esperaba, y es que el pueblo norteamericano no desea otro Vietnam. El Salvador les parece algo así.

―Podía haber una intervención armada sin que apareciesen los yanquis por parte alguna: en Honduras hay unos cincuenta asesores argentinos. Yo vi, por cierto, en San José de Costa Rica, hace pocas horas, varios helicópteros norteamericanos con soldados. Venían del Canal de Panamá, dicen que en ejercicios militares. A mí se me apretó el estómago y pensé: “Carajo, esto es la frontera con Nicaragua”, y uno se da cuenta de que hay unas tenazas cerrándose.

―¿Qué sucede con Argentina?

―Los cementerios son muy pacíficos y allá los militares se pasan el poder como se suceden los pases en el fútbol, pero los militares juegan en el mismo equipo…

Julio Cortázar se refiere a la situación económica argentina, con un dato que le parece el mejor símbolo de esa crisis: el mate, la yerba que para la gente del Paraná, por ejemplo, es mitigante a la hora de acabarse la comida, fue siempre lo más barato que hubo en el mercado.

―Hoy ―explica― el hombre va al almacén con su calabacita, para que le pongan hierba, porque no puede comprar un kilo de mate: cuesta demasiado.

¿Por qué francés?

Los brazos largos, delgados de Cortázar, llevan y traen las manos grandes, de nudos visibles, pecosas. Hace un gesto después de contar que él y Gabriel García Márquez enviaron a François Mitterrand un telegrama señalando que en Nicaragua se siente la amenaza de la invasión. “Lo hicimos desde Managua”. Cortázar piensa que lo de El Salvador fue el punto principal en la reunión del Presidente francés con Reagan.

A esta altura rebota la pregunta que todo un público lector ha querido hacer a Julio Cortázar: ―¿Por qué la ciudadanía francesa?

Cortázar sonríe. Sus dientes con nicotina, cortos, infantilmente rotos, a través de los cuales las palabras salen con un gangueo francés, subyacente en el “¿Vos qué creé?” se quedan para siempre fijados en la película de la cámara.

―Las objeciones que tenía en los aeropuertos o con cada polícia, la pérdida de media hora mientras el polícia veía mi pasaporte, han desaparecido con el pasaporte francés. Ese pasaporte me resuelve grandes problemas. Yo en este momento soy un ciudadano francés que continúa siendo un escritor latinoamericano: eso no tiene que cambiar, el corazón lo tengo en el lado izquierdo y el pasaporte en el derecho ―dice.

“Agente cubano”

Chupa su tabaco y agrega: “Desde hace 30 años vivo en Francia y no me había nacionalizado porque la embajada argentina y la CIA habían dado información falsa al gobierno francés. Decían que yo era un agente cubano pagado con el tabaco de La Habana… (ríe y comenta: “En vez de estar pagado con el oro de Moscú”), me consideran sospechoso de estarme metiendo en problemas franceses. El mismo día de la toma de posesión de Mitterrand, él invitó a muchos intelectuales, estaban Miguel Otero Silva, García Márquez, y yo también. Mitterrand me dijo que él conocía la injusticia cometida conmigo y a los quince días me entregó el pasaporte francés…”.

Más adelante expresa:

―La normalización de mi situación en el plano francés, no cambia mi posición hacia Latinoamérica, que es de gran fidelidad. En América Latina, en cualquier país latinoamericano me siento como en casa y me adapto en pocos días y esto que digo no es simple palabrerío.

Cortázar señala: “La idea de que renegaba de la nacionalidad latinoamericana venía de los argentinos”.

―Allá ―dijo― el chauvinismo y el nacionalismo son de los peores males. Convierten a los niños en patrioteros. De chico mis maestros me enseñaban cuidadosamente que éramos los más heroicos. “San Martín era superior a Bolívar, cuidado con los chilenos que son traidores, con los uruguayos que fueron provicia argentina, cuidado con los brasileños”… era un chauvinismo que nos metían en la cabeza y nosotros lo creíamos. Algunos lo siguen creyendo y ahora son generales…

Cortázar es un hombre tan sencillo como alto, tan humilde como modesto. Parece asombrado todavía del triunfo determinante de su literatura en el mundo.

Cree en el nacionalismo sano, en la identidad nacional y en la unidad de Latinoamérica en la diversidad. “¿Soñamos porque somos poetas?”, se pregunta.

―La política también es un cuento fantástico, arguye para repetir después algo que dijo Lenín: “Hay que soñar y tener control de los sueños”.

―¿Está inscrito en algún partido político?

―Siempre fui independiente.

―La política… ¿no le coarta su trabajo creativo en algún momento?

―Mi vocación es literaria ―dice Cortázar―, y de pronto parece sentir muchos deseos de hablar de ese tema:

―Hay días, en que he estado de viaje entre una reunión de un comité y un congreso, me digo “Caray, no tengo tiempo para escribir una novela”. Lo confieso: tengo momentos de desánimo. Pienso que me llaman para defender una causa, porque soy un escritor conocido, pero no me dejan escribir, me cuesta trabajo. Luego reflexiono y sé que uno siempre encuentra tiempo para escribir. Por ahora me dedico a los cuentos, pero tengo dos novelas en la cabeza.

La mosca ha vuelto y esta vez observa a Julio Cortázar desde una posición más estratégica: se ha posado en el borde de un florero de mesa.

―Una novela lleva de ocho meses a un año de tranquilidad, eso requiere para que te entregues a ella. Si la interrumpes, se enfría como la sopa y a nadie le gusta la sopa fría, pierdes el control de los personajes y esas cosas. Un día me voy a ir a una isla del Pacífico a escribir. Volveré con una novela…

Interrumpe el hilo de lo que dice para contar que en Argentina se sorprendieron en una ocasión porque apareció un cuento suyo que estaba dedicado a Borges. “No puede ser”, comentaron los lectores argentinos y tenían razón: al final del cuento decía: Este cuento se lo he dedicado al pintor venezolano Jacobo Borges.

Hace poco estuvo reunido con uno que se escribe sin “s” al final: Tomás Borge, el hombre fuerte de Nicaragua. Cuenta Cortázar que Tomás Borge lo observaba leer los diarios de Managua y le decía: “Lee también La Prensa”.

―Borge me dice: “Lee La Prensa”. Todos los días hay ataques contra el régimen sandinista. Lo he visto leyéndola y a veces se pone lívido de rabia. Si dependiera de sus vísceras la mandaría al diablo, pero él sabe que es necesario que eso siga… en Nicaragua hay mucha libertad, aunque lo tergiversen con informaciones que sostienen lo contrario. Los sandinistas tienen una gran paciencia.

Durante unas pocas horas Cortázar estuvo en Caracas. Durmió y desayunó en la capital venezolana.

―¿Cuál ha sido el libro suyo más vendido?

Rayuela… ―apunta sin dudas. “Es el que me gusta más también”.

―¿Y entre sus cuentos?

―Soy más cuentista que novelista y creo que mi mejor cuento es “El perseguidor”.

La mosca se ha llenado de valor para llegarse hasta la altura de aquella cara. Quizás le atrae el brillo de los anteojos.

Cortázar medita un instante y pregunta:

―¿Por qué vos me decís usted si yo te estoy tuteando?

Y en ese momento, de conversaciones menos periodísticas, la mosca pasa en vuelo aguerrido rumbo a la barba del escritor.

Precisamente cuando Julio Cortázar se pone de pie y lanza su bocanada de humo que oculta al florero de mesa por unos segundos y llena el espacio con el fuerte aroma del tabaco.

La mosca se mareó, dio varias volteretas y cayó al piso.

Un zapato marrón se le vino encima.

(Entrevista publicada originalmente el 16 de marzo de 1982 en el Papel literario del periódico El Nacional).